Hay ciertas cualidades que la gente da por sentado cuando se habla de un juego independiente, pero probablemente la más importante y que al mismo tiempo es menospreciada por algunos, es su diferencia en cuanto a los demás títulos en el mercado; ahí es donde encontramos lo asombroso, como sucede con FEZ.

Para un título independiente es difícil destacar, pero FEZ comenzó a ser reconocido incluso años antes de que fuera lanzado, al conseguir una buena cantidad de premios, en su mayoría otorgados por otros desarrolladores que vieron con asombro y tal vez envidia lo que el estudio canadiense Polytron comenzó a desarrollar en 2007.

En este juego no hay jefes, no hay enemigos, ni siquiera combate, todo gira alrededor de búsquedas para colectar artefactos en un universo que, aunque organizado, dista de ser lineal. Comencemos por el principio: Gomez es un habitante de un pequeño pueblo en un mundo bidimensional al que llega un artefacto misterioso que revela la existencia de una tercera dimensión y pone en peligro la existencia del universo al fragmentarse y esparcirse por todas partes; la tarea de Gomez es reensamblarlo para evitar que todo sea destruido.

La historia es poco común, pero lo realmente único es el gameplay. FEZ aparenta ser un juego común de plataformas en 2D, sin embargo los escenarios están construidos en 3D, por lo que puedes desplazarte en otros planos girando el escenario 90° cada vez, por lo que podríamos decir que se juega en cuatro planos. El mundo que Gomez recorre contiene distintos fragmentos del artefacto misterioso que debes recolectar y en cada locación hay una tarea que resolver mediante saltos de un lado al otro del escenario o giros entre sus planos para llegar a lugares que en principio parecen inaccesibles.

Esta dinámica no es todo, existen muchas formas clásicas de los juegos de plataforma como trampolines, plataformas en movimiento, escaleras, bombas y puertas bajo llave, entre otras. El punto de partida de cada nivel es la puerta de acceso y dependiendo de la parte del mundo en la que te encuentres, tendrá un aspecto y dinámicas particulares; es decir, que si llegas al área de trampolines deberás utilizarlos para llegar al lugar donde se encuentra una pieza más del artilugio, y tendrás que girar entre los planos hasta encontrar la mejor posición para desplazarte por el nivel.

Es difícil llevar la cuenta de lo recolectado en tus viajes, pues aún si tienes objetos a tu alcance inmediato, acceder a una puerta puede llevarte muy lejos del punto inicial y sencillamente continuar tu aventura, y eventualmente tendrás que regresar al lugar si deseas terminar el juego. El mundo de FEZ es enorme; existe un mapa que marca los lugares que has recorrido y lo conseguido en el camino, sin embargo, es difícil de comprender.

Además de los cubos que forman al artefacto existen los anti-cubos hechos de un material oscuro que deberás conseguir, sólo que los acertijos correspondientes serán un tanto más complicados; uno de los más ingeniosos es usar un código QR que requerirá el empleo de tu teléfono celular para revelar la serie botones a oprimir y así obtener tu anti-cubo. Existen también pergaminos que, según se especula, contienen una clave secreta.

El diseño de niveles es asombroso; es difícil imaginar las variables que los desarrolladores tuvieron que considerar para crear estas estructuras tan complejas. La dirección de arte es excelente: los gráficos tienen un tono retro muy al estilo de los juegos de 16-bit, todo acompañado con música minimalista y ambiental que hacen de cada escenario un deleite sensorial.

FEZ es uno de esos títulos que enaltecen la condición de desarrollo independiente, es visualmente hermoso, extenso, interesante y hasta intrigante. Cualquier jugador dispuesto a experimentar algo diferente debería adquirirlo, y puede estar seguro de que tendrá un título que seguirá dando de qué hablar por un buen rato.