La franquicia Lemmings no se ha caracterizado por sus ventas millonarias, su influencia en la cultura pop o sus títulos aclamados por la crítica, pero desde su nacimiento en 1991 ha estado presente con nuevas y divertidas entregas. Ahora, en Lemmings Touch los pequeños suicidas de cabello verde están listos para entrar en la era touch, aunque no les será fácil.

Igual que en la mayoría de los juegos con su legado, el objetivo es llevar a los lemmings del punto A al B sorteando obstáculos. Para ello, habrá habilidades como escalar, excavar o construir escaleras, y tu deber como jugador será evitar que la mayoría muera en el camino y llevarlos a la salida en el menor tiempo posible.

La variedad de niveles es aceptable, y están divididos según su dificultad, cada uno con ambientaciones que van desde un mundo lleno de dulces hasta el mismo infierno. La variedad de decoraciones no identifica la dificultad, progresión o narrativa. Para esta entrega se añadió un sistema de calificación por nivel —algo muy común en los juegos móviles— que califica con 1, 2 o 3 estrellas el tiempo empleado en completar la tarea. Cada nivel exige un determinado número de estrellas, lo que invita a regresar para hacerlo mejor y conseguirlas todas.

Otra característica nueva y también tomada de los títulos móviles es el sistema de desafíos: pequeñas tareas dentro de cada nivel que al cumplirse son recompensadas con monedas, que a su vez sirven para personalizar a los lemmings con nuevos cortes de cabello, ropa y accesorios. Estas modificaciones en las características de los personajes no influyen en la jugabilidad y su impacto estético es minúsculo.

El principal diferenciador del juego es su nuevo sistema de controles por medio de la pantalla touch. Lamentablemente, presenta serios problemas, pues el tamaño de los personajes impide seleccionarlos con facilidad, además que en esta versión las habilidades sólo se muestran hasta que el lemming es seleccionado, lo que obliga al jugador a dar un toque adicional a cada acción además de obstruir su visión al desplegar el menú sobre el escenario.

La dirección de arte es muy pobre, la interfaz se ve avejentada y poco funcional, además de que incluye muy pocas palabras escritas y eso dificulta la navegación. Sin embargo, aún más deplorable es la música repetitiva e intrusiva, que parece sacada de un demo de teclado CASIO de 1988, lo que nos hace pensar que se trata de un juego incompleto o desarrollado al vapor.

Lemmings Touch se queda corto con respecto a lo que pretende, el control touch es deficiente y la pobre implementación de su sistema de calificación y objetivos deja mucho que desear. Si bien no resulta insultante para sus fanáticos, sí nos hace pensar en la oportunidad que lo desarrolladores dejaron ir.