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Los juegos mesa son especiales y muy versátiles. Su facilidad para adaptarse a distintos formatos le queda como anillo al dedo a Voice of Cards: The Forsaken Maiden, el segundo juego de la franquicia creado por Yoko Taro, mente maestra detrás de NieR. Este nuevo título que combina elementos de JRPG, juegos de rol y de mesa llega después de 4 meses del lanzamiento de Voice of Cards: The Isle Dragon Roars. Y aunque The Forsaken Maiden conserva el mismo formato y diseño de arte, no es una secuela, sino otra historia con algunas mejoras en su ejecución.
Voice of Cards: The Forsaken Maiden transmite muy bien el ambiente de una historia narrada por un Game Master, en la que se usan tableros, dados y fichas. No te preocupes: sabemos que suena a algo fuera de lo común, pero si has jugado cualquier juego de rol japonés te sentirás como en casa. Eso sí, quizá sea difícil avanzar si no estás acostumbrado a usar la imaginación y buscas un juego con gráficos espectaculares. A continuación, te dejo mi análisis de Voice of Cards: The Forsaken Maiden.
En esta historia tomas el rol de un héroe aventurero que ha dedicado una buena parte de su tiempo a construir un barco. Con él está Latys, una joven incapaz de hablar que sabemos que estaba inconsciente sobre la arena. La misteriosa chica se limita a apoyar con las reparaciones y su pasado es un misterio, pero todo cambia cuando en una misión nos desviamos a una construcción sagrada conocida como la Torre de los espíritus. En lo más alto de la torre encontramos un altar donde una voz menciona el nomber de Latys. Al regresar al barco y aprovechando que la joven está dormida, decidimos indagar en un libro y descubrimos que nuestra compañera de cabello celeste es en realidad una sacerdotisa que no ha podido seguir su destino. Ahora lo que debe hacer es prepararse para participar en un ritual que evitará la destrucción de la isla por acción del oleaje, algo común y necesario en este mundo. Para tratar de indagar más sobre su papel como sacerdotisa, ambos deciden regresar a la Torre de los espíritus, donde encuentran a una pequeña criatura en el altar. Este ser, que parece un muñeco de peluche, dice que es un espíritu capaz de guiar a Latys para que pueda convertirse en sacerdotisa. Esto involucra buscar a las 4 sacerdotisas que tienen la misma misión y obtener sus 4 reliquias. Así comienza la aventura en la que enfrentas todo tipo de monstruos y encuentras personajes que se unirán a tu causa.
La historia parece sencilla pero profundiza en los personajes y da mucha fuerza la voz del narrador. Como recomendación, entra en las opciones y elige que el Game Master tenga voz en japonés. Esto me ayudó porque el tono va muy bien con el estilo anime de los personajes y el actor de voz japonés tiene mucha personalidad. Hay subtítulos en español, así que vas a entender todo a la perfección.
La narrativa de la historia es muy buena, todo el tiempo sentirás que estás ante un libro interactivo que te está contando una historia mientras interactúas con él. Sin embargo, hay un problema: el desarrollo apuesta por trasladar la experiencia RPG a un tablero, así que para moverte por el mundo tendrás cartas a modo de casillas que se revelan poco a poco. Es decir, en ningún momento verás a los personajes en forma, sólo ilustraciones. Esto funciona bien en las batallas, pero al explorar todo se limita a ver una ficha que avanza de un lado para otro. Lo mismo pasa cuando vas en el barco: la mayor parte del tiempo ves tarjetas azules que se revelan poco a poco. Cuando tomas el control por primera vez esto parece funcionar, pero después de avanzar un rato se vuelve tedioso.
Para aligerar un poco la experiencia hay un sistema que permite trasladarse cuando revelas el mapa. Este recurso sirve para ahorrar tiempo e ir directo al grano cuando hay que regresar a algún poblado, pues así se evitan las batallas al azar. Los mundos no son enormes y aunque tienes libertad para avanzar a tu ritmo, debes ir en orden para cumplir los objetivos. En caso de que te excedas y quieras llegar más lejos, aparecerán tarjetas para marcar los límites. La búsqueda de tesoros también es limitada: hay algunas cartas ocultas que tienen cofres, pero si decides explorar los encontrarás eventualmente.
Por otro lado, los ambientes tienen funciones distintas. Por ejemplo, cuando exploras el mundo tienes que caminar hasta encontrar la entrada a una villa o cueva. Al entrar en los calabozos irás revelando el camino, pero también verás estatuas o elementos que puedes usar como acertijos. En las villas todas las cartas están reveladas, con excepción de los personajes; debes posarte sobre ellos para que se revele la carta y entonces puedes conversar para conseguir información. En algunos casos también encontrarás eventos especiales donde deberás tomar decisiones y lanzar los dados para conocer el resultado, según lo indique el Game Master. Si lo haces recibirás algún ítem o recuperarás puntos de vida pero también pueden ser trampas, como encuentros con enemigos. Estos eventos son variados: desde pescar hasta decidir si atrapar algo que cayó en tu barco o atacarlo, y son un respiro entre tantas batallas al azar, pero son tan simples que poco a poco se vuelven rutinarios.
En ocasiones te toparás con misiones secundarias que son más elaboradas, incluso tus decisiones pueden hacer que tengan finales catastróficos. Por ejemplo, encuentras algún objeto perdido y decides hablar con todos los personajes en los pueblos para encontrar al dueño, pero entonces tienes un mal presentimiento y piensas que es mejor no entregarlo. Estas líneas adicionales no tienen gran repercusión en la historia principal, pero te darán un par de sorpresas y hasta pueden hacerte sentir culpable, en caso de que las cosas salgan mal.
Un JRPG clásico por naturaleza
Ahora vamos con el sistema de batalla. A primera vista, el formato es el de un juego de mesa o de cartas más que el de un RPG, pero es todo lo contrario. Tienes un equipo que puede variar en cada capítulo, pero normalmente está integrado por los personajes principales. Lo primero es entrar en batalla. Como te decía, esto es al azar y no necesitas avanzar para que ocurran. Sin embargo, existe un botón que te permite subir y bajar tu ficha para activar alguna acción; si haces esto de forma continua mientras te mantienes estático entrarás en batalla tarde o temprano.
Cuando la batalla comienza, hay varias opciones. Los encuentros son por turnos con libertad de elección entre ataques y acciones. Cada carta tiene puntos de vida, ataque y defensa; el cálculo de daño puede variar según estadísticas y otros factores. Todos los personajes tienen un ataque básico y podrás ejecutarlo sin cumplir alguna condición. El resto de las acciones suele tener un costo, y para usarlas necesitas gemas. Recibes 1 gema cuando acaba tu turno, y si quieres 1 adicional puedes generarla a costa de otra acción. También puedes usar ítems sin gastar gemas para curarte, revivir o quitarte algunos estados negativos. El manejo de gemas es importante para usar hechizos y ataques poderosos, pero también son necesarias para los ataques combinados. Estos ataques hacen mucho daño y usan el poder de 2 personajes; por eso necesitan más gemas para activarse.
Otro detalle interesante son los efectos, que son los más comunes de un RPG. Por ejemplo, hay ataques que provocan parálisis; otros, veneno y otros, cambios en las estadísticas de los personajes, pero hay más. Lo interesante es que para activarlos debes obtener cierto puntaje al lanzar tus dados, lo que ocurre muy rápido y no cambia el ritmo de la batalla. En ocasiones interviene el Game Master con reglas especiales; por ejemplo, para que los ataques de cierto tipo sean más efectivos o ganes algunos puntos de defensa. Todas estas variantes hacen que, a pesar de que las peleas se sienten como cualquier otro RPG, al final la atmósfera sea la de estar jugando en una mesa en una pantalla.
Este paquete de elementos fue un detalle que me gustó mucho porque la presentación del juego está muy cuidada: desde los tableros hasta las tarjetas de los personajes, las etiquetas de los efectos, la cajita con las gemas y los ataques disponibles para elegir. Es un buen punto que elementos como los mazos y dados estén desperdigados por el tablero como en un juego de mesa real. Eso sí, la fantasía se rompe al agregar el cálculo de daño variable, personajes que suben de nivel con puntos de experiencia y animaciones de las cartas a modo de ataque. También hay que reconocer que el diseño de personajes y enemigos es excelente; probablemente te recordará a las ilustraciones de juegos como Drakengard.
Algo que me hubiera gustado es que los cambios al equipar armaduras o nuevas armas se vieran reflejados en los personajes, pero la única alternativa para cambiar su apariencia es el contenido descargable y algunos diseños que consigues como recompensas. Eso sí, puedes personalizar los dados, el tablero o el dorso de la carta. Para hacerlo tendrás que ir a la pantalla de título y comenzar de nuevo... sí, hay que hacerlo cada vez que que hagas un cambio. Algunos diseños se ven muy bien, como los inspirados en NieR: Automata, pero no marcan mucha diferencia.
Además de la exploración y batallas, hay otro formato de cartas. Es un juego al estilo póker donde debes hacer pares y tercias. Al principio, es muy básico: tomas 2 cartas en cada turno, verificas si puedes utilizarlas y si no puedes, mandas las cartas a la pila y te quedas con una. Todos los jugadores hacen lo mismo hasta que se termine el mazo. Al final, gana quien tenga más puntos. Después del primer juego se irán abriendo efectos y también cartas de eventos. Aquí competirás contra 4 oponentes y tendrás que estar atento a los efectos que se activen. Este minijuego es sencillo y limitado pero muy divertido. Hasta cierto punto, se juega solo porque el azar interviene directamente, pero es entretenido y vale la pena que le des un vistazo. Me hubiera gustado que este formato estuviera un poco más desarrollado porque tiene mucho potencial.
A la altura de un coleccionista
Debo confesar que mientras jugaba pensé que me gustaría tener una caja con todas las cartas y dados incluidos en el paquete. Todo es muy bonito y con gran diseño, pero peca de sencillo, si consideramos que se trata de un videojuego; sobre todo, al pensar que es un JRPG. Aún así, la interfaz es muy limpia e intuitiva, y te será fácil moverte por la opciones y en el juego. Entiendo que la naturaleza de esta entrega la hace algo limitada, pero me hubiera gustado ver modelos de los personajes para aprovecharlos un poco más.
La música y el sonido están bien y nada más. Los sonidos ayudan a imaginarte lo que falta en pantalla y también a sumergirte un poco en las batallas. La música es agradable y suave para que estés tranquilo y disfrutes el momento. También hay melodías vocales con los aires místicos de los mundos de Yoko Taro.
Voice of Cards: The Forsaken Maiden es un juego que se debe tratar más como un JRPG con una buena historia que como un juego de mesa, y por eso pesa tanto la falta de apoyo visual para sumergirte en la aventura y encariñarte con los personajes. Terminar el juego te tomará cerca de 20 horas, pero puedes extender su duración con los eventos, extras y el juego de cartas. Si te gustan los juegos de rol y amas los tableros y los dados, seguro atrapará tu atención al instante. Podemos decir que es un buen intento de Yoko Taro por ofrecer una historia con giros de tuerca y un formato original. Voice of Cards: The Forsaken Maiden no es perfecto, pero cumple al combinar elementos de ambos mundos en un producto diferente.
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