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Resogun es un homenaje y una puesta al día de los shooters horizontales de la vieja escuela arcade estadounidense, en especial, de Defender y Stargate, del legendario fabricante Williams. Aunque definitivamente no alcanza la intensidad, complejidad y poder de los shooters de primera clase y padece una lamentable falta de contenido, es una propuesta solvente y disfrutable, en especial cuando sus variados elementos logran integrarse y el jugador fluye por sus mecánicas.
Como mencioné, la principal influencia detrás de Resogun son los arcades de Williams, en especial las obras del genial Eugene Jarvis. Desde que el juego comienza con la línea "Salva a los últimos humanos" de inmediato nos transportamos a la distopía que caracterizaba a títulos como Robotron 2084, en los que el jugador tenía 2 objetivos: eliminar a todos los enemigos posibles en una muy abarrotada pantalla y salvar a los últimos remanentes de la humanidad. Resogun es, específicamente, una adaptación de Defender, shooter horizontal conocido por ser uno de los primeros títulos en ser considerados como hardcore en el difícil ambiente de los arcades tempranos: los jugadores rara vez pasaban más de unas cuantas oleadas antes de perder todas sus naves, y sobrevivir varias rondas del mismo daba a sus expertos un tipo de prestigio que títulos como Pac-Man o Q*Bert nunca garantizaron.
Resogun es una versión más suave y amigable de esa máquina infernal, pero a su manera puede ser un buen reto y entrega una experiencia muy agradable a partir del sólido marco mencionado. Resogun es un twin stick shooter (a diferencia de su modelo, que tenía un control mucho más complicado) con la estructura de un cilindro en el que diversos enemigos se materializan frente a tu nave, la cual da vueltas en torno al cilindro mientras intenta acabar con decenas de enjambres de naves y enemigos con forma de moluscos e insectos. A tu disposición tienes bombas, un rayo especial sumamente poderoso que se llena conforme recolectas cuadros verdes de los rivales derrotados, y un booster que te permite atravesar a los adversarios para escapar de las aglomeraciones peligrosas. Todas estas opciones otorgan una holgada capacidad de esquivar enemigos y balas, pero deben ser administradas con cuidado porque abusar del turbo o de las bombas en fases tempranas puede, definitivamente, dejarte acorralado conforme aumenta la dificultad de cada escenario.
Además de luchar por sobrevivir, el otro objetivo en Resogun es rescatar a los últimos humanos, que aguardan su ejecución encerrados en jaulas de cristal. Periódicamente, serás informado que el guardián de un cautivo se acerca, por lo general con un resplandor verde que lo distingue. Si eliminas al carcelero, la jaula del capturado se romperá, pero necesitas ser rápido para dirigirte a la parte de la escena en que se encuentra antes de que una nave nodriza lo haga desaparecer definitivamente. Después, es necesario transportar a cada prisionero a una nave de salvación que espera en cierto lugar del escenario para completar su rescate y obtener una recompensa: puntos, una vida, más energía para la barra de disparo especial, bombas o escudo. El mecanismo da una variedad necesaria a la estructura de pecera del título que evita la sensación de falta de estímulo después de un rato, pero es un tanto oscuro de desentrañar al inicio por su carácter indirecto. Sin embargo, la confusión eventualmente desaparece y el jugador comienza a fluir con las agradables mecánicas.
Cada nivel tiene 3 fases con intensidad creciente, además de un jefe. Estos últimos son buenas experiencias, intensos aunque un poco más del lado de lo fácil en el mundo de los shooters, pero en general, son un reto bienvenido, bien logrado y visualmente espectacular. Mi favorito es el del quinto nivel, una horrible anguila que en una de sus fases comienza a pulular por diversos puntos de la pantalla, haciendo un uso interesante de los efectos de profundidad del juego.
Hay 3 naves en Resogun: Némesis, veloz pero de disparo débil; Ferox, la más balanceada; y Phobos, el pesado bombardero que garantiza la muerte de todo aquel que sea tocado por su poderoso rayo central. Cada escena favorece ligeramente cierto tipo de nave: la tercera escena, con enemigos de una coraza muy dura es mejor con Phobos, mientras que en niveles con ágiles cazas y pequeñas sondas que te persiguen a gran velocidad Némesis es un alivio. En general, la selección de naves es balanceada y funcional pero habría sido preferible un poco más de variedad.
El mayor defecto de Resogun es la falta de contenido. Sólo hay 5 escenas que no representan un reto duradero, ni siquiera en nivel experto, que se desbloquea tras terminar el juego en nivel veterano, probablemente como manera artificial de extender la longevidad del título. Si lo comparamos con las decenas de fases diferentes de Defender, Resogun más bien tiene vida corta. El problema se resiente más porque, aun cuando se trata de una experiencia sólida, no es bastante intensa como para justificar las pocas escenas, por lo que no nos habría importado ver una decena más de niveles. Es cierto que es posible jugarlos uno tras otro, pero el título favorece más la sobrevivencia y el scoring por escena sobre el run de todo el juego, aunque este último es una posibilidad interesante debido al buen reto que ofrece. Por cierto, en la dificultad más alta, los enemigos derrotados disparan balas en venganza, aunque la dificultad de esa mecánica está limitada porque dichas descargas se extinguen a los pocos metros.
La movilidad es un poco más suave, menos afilada que la de los verdaderos arcades, casi como si fuera más subacuática que espacial o aérea (lo cual se intensifica con el diseño de pecera y los diseños pisciformes y anfibios de ciertos enemigos), pero es adecuada. Hace falta algo de filo, de vísceras, del tremendo trance que caracterizó a los modelos de Williams, pero Resogun cumple con el deber humilde, pero encomiable de poner al alcance de las masas un tipo de juego que quizá hoy resulta demasiado intenso y abrumador.
El apartado gráfico y musical es un tanto mixto. Los efectos de partículas y luz son absolutamente increíbles, sin embargo, los escenarios distópicos carecen de personalidad y son casi indistinguibles uno del otro. Otro tanto ocurre con la música: a veces se convierte en una intensa sucesión de pulsos muy acorde con el trance shooter, pero en otras decae a segmentos muertos sin mayor inspiración.
Quizá Resogun es a Defender lo que 3D Dot Heroes es al primer Zelda: un revival pixel muy capaz, pero quizá demasiado del lado del faux-retro como para llegar lejos. Es recomendable, agradable y capaz, aunque de ninguna manera perteneciente a la alta escuela del hard shooting, digamos que se trata de un tipo de faux-arcade. Sin embargo, es un esfuerzo honesto, sólido y ameno, que recompensa al jugador con algunos momentos brillantes. Con su aire postapocalíptico de ciudades galácticas en decadencia, Resogun podría ser visto como una versión en ruinas de Defender: un escalón agradable para ascender al esplendor del alto arcade, pero sólo un escalón.
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