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Durante décadas, el equipo de Quantic Dream ha intentado llevar los juegos narrativos al siguiente nivel. Desde Omikron e Indigo Prophecy hasta Heavy Rain y Beyond: Two Souls, el estudio francés ha intentado innovar el género con resultados interesantes, en algunos casos, poco favorables. Sin embargo, después de casi 20 años de duras lecciones, el equipo liderado por David Cage dio en el clavo con el lanzamiento de Detroit: Become Human.
De entrada, una advertencia. Detroit: Become Human es un juego narrativo que puede ser poco llamativo para algunos. El fuerte de esta experiencia es la interacción con el mundo y la toma de decisiones en un formato poco interactivo para el estándar actual. Aquí no encontrarás un reto mecánico formidable, más bien te verás envuelto emocionalmente con los personajes y sus conflictos en una masiva historia que se ramifica como consecuencia de tus actos. Este juego pertenece al género de las aventuras gráficas, pero de una forma evolucionada que el estudio alguna vez denominó drama interactivo. En palabras menos educadas, el juego se puede percibir como una película con pasos extra.
"David Cage dio en el clavo con el lanzamiento de Detroit: Become Human"
Comenzamos con la historia. Detroit: Become Human ofrece 3 arcos narrativos que suceden un par de décadas en el futuro en la avanzada Detroit, en Estados Unidos. Esta ciudad es un foco importante para la sociedad que retrata el juego porque en ella se desarrolla el próximo avance de la humanidad: la creación de androides. De esta forma, dentro de la sociedad que retrata el juego se muestra el conflicto que hay detrás del reemplazo de mano de obra humana junto con la creciente y misteriosa aparición de especímenes con comportamientos erráticos, además de otros temas del género como el concepto de la identidad, qué es el alma y el esclavismo.
En esta entrega seguimos un conflicto que ha fascinado a generaciones dentro del género de la ciencia ficción, más en específico, la ciencia ficción clásica: ¿qué pasa cuando una máquina diseñada para trabajar de repente tiene consciencia de sí misma? Este escenario queda plasmado dentro del juego como un aparente error de programación que afecta el comportamiento de los androides y los orilla a cometer crímenes que van desde huir de sus amos hasta eliminarlos. Dentro de la ficción del juego esta clase de androides errantes se denomina Deviants.
La presencia de androides defectuosos es cada vez más común, así que la compañía que los diseñó, CyberLife, despliega a un espécimen súper avanzado para resolver el problema. Así conocemos a Connor, quien es introducido dentro del juego como un detective que investiga la creciente oleada de aparentes desperfectos en los androides. Asimismo, conocemos a Kara, un androide casero que es parte de un hogar fragmentado, y a Markus, otro androide que cuida a un anciano. Estas historias se desarrollan con un ritmo excelente, sin escenas largas y aburridas, aunque la mayor parte del tiempo te encuentres dialogando con otros personajes. Sin embargo, el juego no es tímido para mostrar secuencias de acción, como combates mano a mano, escenas de sigilo y persecuciones a pie.
Las historias y los conflictos de cada androide son únicos y entrañables. Por ejemplo, encontramos a Connor en medio de un problema con su misión porque cada decisión fuera de su programación lo afecta considerablemente. Kara, por su parte, despierta —por así decirlo— en un escenario de maltrato infantil, donde se ve obligada a actuar ante las injusticias y a escapar de ese martirio. Markus vive una situación mejor que la de Kara, pues un amo está fascinado con sus cualidades emotivas, lo cual deja claro que lo estima y lo considera más que una máquina; más adelante, Markus se verá envuelto en una revolución con la que intentará liberar a sus semejantes electrónicos.
"Te obliga a ver los rostros de los androides y a que pienses en ellos como personas vivientes y no como herramientas"
Un aspecto interesante sobre el despertar de cada androide sucede de forma sutil en la interfaz gráfica. Por ejemplo, al inicio del juego tienes órdenes específicas que son los objetivos del juego. Cuando quieres desviarte de tu misión yendo en dirección contraria, la interfaz te lo impide recordándote tu objetivo general. Esto se interpreta rápidamente como la programación que limita el comportamiento de cada androide, la cual deben superar para encontrar su identidad. Asimismo, el juego te prepara sutilmente para el tipo de historia que estás a punto ver. En las etapas iniciales es común encontrar espejos que reflejan la imagen de los protagonistas, lo que te obliga a ver sus rostros y a pensar en ellos como personas vivientes y no como herramientas.
Incluso hay escenas con Kara y Markus donde realizas tareas caseras como limpiar una habitación y preparar comida para tus amos, y eso establece el estado de los personajes como esclavos de los humanos. Aunque estas escenas son lentas, no llegan a extenderse demasiado para ser aburridas, lo cual es un grito lejano cuando se compara, por ejemplo, con Heavy Rain. Estas escenas son de gran importancia para la narrativa general debido a que muestran el lugar de los androides en esta sociedad.
La narrativa de Detroit: Become Human es interesante y sumamente atrapante, pues los personajes se desarrollan, encuentran aliados e, incluso, intereses amorosos. Sin embargo, lo importante es la forma en que te relacionas con ellos cuando dejas de considerarlos androides y asumes que, en efecto, pueden tener sentimientos. De hecho, conocerás a otros androides que exhiben comportamientos especiales completamente humanos y que te harán pensar con profundidad en el conflicto que retrata el juego. Como aficionado a la ciencia ficción, disfruté muchísimo estas historias y la forma excepcional de plasmarlas en pantalla.
Al final, como buena historia digna de los autores de ciencia ficción más grandes, no concluye por completo, sino que ofrece un panorama que deja a nuestra interpretación el destino de las partes involucradas y nos deja con hambre de saber qué sucede después.
En cuanto al sistema de juego, encontramos una entrega con sistemas básicos de interacción con el mundo. Todo se resume a mover el personaje e interactuar con el escenario con gestos sutiles ejecutados con los sticks del control. Por ejemplo, en la primera misión Connor debe salvar a un rehén de un Deviant; aquí puedes examinar la escena del crimen para obtener información y cumplir de la mejor forma tu tarea (como obtener el nombre del rehén o conocer su relación con el especimen y la situación que lo orilló a asesinar a sus amos). Asimismo, tu capacidad como androide se muestra en una pantalla especial donde puedes reconstruir una escena para obtener más pistas sobre el caso o, más adelante, una reconstrucción de un movimiento físico determinará si tendrás éxito en su ejecución. En este caso específico deberás encontrar la ruta adecuada para ejecutar la acción.
"Una entrega con sistemas básicos de interacción con el mundo"
A pesar de que el juego muestra la mayoría de los objetos de interés, sólo podrás acudir a un puñado porque la acción en el mundo no se detiene. Eventualmente enfrentarás al Deviant, estés listo o no, lo cual muestra las capacidades interactivas de la narrativa. Estas secuencias son impresionantes porque el juego lleva un registro exacto de tus intenciones; por ejemplo, si el androide te dice que no te acerques, reaccionará de forma hostil cuando pases por alto sus indicaciones. Asimismo, podrás entablar diálogos con él donde las pistas de tu pesquisa se revelan en forma de nuevos diálogos. Sin embargo, esta selección deberá ser ágil porque también cuenta con límite de tiempo que incluso puedes elegir pasar por alto; sí: todo en Detroit: Become Human es una elección.
Te daré otro ejemplo: más adelante en la historia, Connor debe trabajar con un detective que tiene una mala impresión de los androides y tienes que elegir el sentimiento general de los diálogos para ganar su confianza. Sin embargo, si tu relación con él es tensa, su reacción podría cambiar rápidamente y eso bloquearía caminos narrativos con el personaje. Eso indica que en Detroit: Become Human no hay diálogos acertados ni erróneos; es decir, toda elección afecta de formas impensables el desenlace general de las historias.
De esta forma, encontramos que tus acciones repercuten en el desenlace de las escenas, lo que se graba en un diagrama de flujo que el juego muestra al final de cada escena. Aquí puedes ver el camino que tomaste para llegar a ese desenlace único y también los indicios de otros caminos, lo que te da una idea vaga de lo que pudiste hacer y te invita a volver a jugar la escena para ver en qué formas podías resolver un dilema.
"El juego, de una forma brillante, acomoda el desarrollo de la acción para acentuar la lucha que los personajes tienen en pantalla"
Hablamos de que Detroit: Become Human tiene una amplia rejugabilidad gracias a su sistema de decisiones que hace que todo se desarrolle orgánicamente y eso es más evidente en las secuencias de acción cuando hay Quick Time Events. Aquí la trama no se detiene, pero fallar los QTE no indica que hayas fracasado, pues el juego, de una forma brillante, acomoda el desarrollo de la acción para acentuar la lucha que los personajes tienen en pantalla. Esto ocasiona que en verdad te sientas dueño de las acciones y los resultados de la historia que pueden o no ser satisfactorios. Por ejemplo, en el diagrama de flujo al final de la última misión, me enteré de que 0% de la población que terminó el juego llegó al mismo desenlace que obtuve.
Por otro lado, a pesar de que el juego puede ofrecer múltiples niveles de rejugabilidad, existe cierta sensación incómoda cuando retomas un escenario y llegas al mismo desenlace a pesar de que tomaste decisiones totalmente diferentes. También puede suceder una especie de desprendimiento de la historia, cuando el cambio narrativo es tan drástico y diferente a lo que conoces, que prácticamente se convierte en otra histori; me refiero a que Detroit: Become Human tiene situaciones fuertes que se quedan contigo y, cuando cambian, puedes terminar con la impresión de que esta nueva historia no te pertenece.
La manufactura gráfica de la presentación visual de Detroit: Become Human es elevada y está bien cuidada y ejecutada. Detroit se muestra viva con grandes detalles en ambientes interiores y exteriores. Los rostros de los personajes son sobresalientes gracias a un excepcional trabajo de caracterización y en la banda sonora hay melodías inquietantes que acentúan de forma excepcional los temas retratados en pantalla: desde piezas con tintes sonoros misteriosos cuando interrogas a un Deviant hasta orquestas estridentes cuando la acción es demandante y agresiva. Como ves, la experiencia audiovisual es de gran nivel y coherente y está bien diseñada.
Detroit: Become Human es un viaje atemorizante, en el sentido de que el futuro podría ser así. Incluso el menú principal es toda una experiencia porque comienza con un androide que te da la bienvenida de la manera más amistosa posible y más tarde evolucionan sus reacciones. Al inicio este personaje se muestra tranquilo, pero al final estará alterado e inquieto. No esperaba eso en el menú del juego.
En esta entrega se puede observar a un David Cage maduro, con los pies en la tierra, sin pretensiones y escenas de sexo (por lo menos en el camino que elegimos) para entregar una historia de verdad entrañable, imaginativa y con buen ritmo; incluso da la impresión de que el desarrollador no participó en la producción del juego porque está bien diseñada y escrita. Esta entrega de Quantic Dream se aleja leguas de sus trabajos previos donde florecían inconsistencias, pésimas decisiones de diseño y altibajos narrativos. Detroit: Become Human es la cúspide del estudio en todos los departamentos: puede considerarse el verdadero sucesor de Heavy Rain, sin sus partes aburridas, ridículas y, cuando se compara con Beyond: Two Souls, destaca por su trama bien hilada, acertada y atrapante.
En general, hablamos de que Detroit: Become Human es un excelente ejercicio narrativo que no falla en comunicar los temas de ciencia ficción que retrata. Las decisiones que debes tomar son importantes, pero notamos una separación de las entregas previas del estudio, pues afectarás a los personajes en situaciones creíbles más allá de un compás moral absurdo y artificial.
Detroit: Become Human es un logro de diseño que brilla por su aspecto narrativo gracias a la forma sencilla y orgánica en que retrata cada una de tus elecciones. Todo es mostrado con soltura y sin grandes hoyos argumentales ni situaciones ridículas. Este es un juego que podemos recomendar, seas o no aficionado a la ciencia ficción clásica, y estamos seguros de que podrás pasar tardes enteras platicando con otros jugadores sobre las decisiones que tomaron y cómo afectaron el mundo que los rodea.
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