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Secuela del aclamado título de 2011 y cuarta entrega en una franquicia de culto en el gaming, Deus Ex: Mankind Divided es una continuación que llega demasiado tarde como para hacer tan poco de novedoso respecto a su predecesor. Han pasado 5 años desde la última aventura de Adam Jensen, pero, en cuestión de diseño, su última entrega es prácticamente idéntica a la anterior: en una industria que cada vez nos ha dado mundos más complejos, inmersivos y abiertos, Mankind Divided apuesta por una fórmula que, aunque sigue siendo efectiva, está claramente rebasada. Sin embargo, los viejos elementos de la franquicia están aquí: conspiraciones, dilemas morales, múltiples elecciones, sigilo y libertad de elección en cuanto a la compleción de niveles. De ahí que nos cause una impresión mixta: una secuela que debió haber salido 2 años después del original y no 5, pero es disfrutable a pesar de su duración más corta, escenario menos ambicioso e historia mucho más débil e insatisfactoria que la de su predecesor.
El juego se ubica en el año 2029, tiempo después del llamado "Incidente de los Aumentados", en el que los sistemas de todos aquellos humanos que instalaron mejoras cibernéticas en sus cuerpos se salieron de control, se volvieron violentos y provocaron matanzas masivas. Ahora, los aumentados son víctimas de un "Apartheid mecánico", sistemáticamente excluidos y considerados un peligro para la población mundial. En este contexto, Adam Jensen, protagonista del título anterior quien ahora trabaja para la Interpol, debe investigar una misteriosa serie de atentados contra su propio equipo de trabajo: una emboscada en Arabia Saudita por parte de un equipo de misteriosos asesinos con máscaras doradas y una explosión en Praga. Como suele pasar, Jensen pronto estará en el centro de la conspiración: las autoridades buscan atribuir ambos al activismo por los derechos de los aumentados, pero las pistas de vigilantes cibernéticos apuntan a una mano invisible detrás de estos eventos... ¿qué elegirás? ¿reunirás a una humanidad dividida?
En casi todos los sentidos, Mankind Divided sigue el molde creado por Human Revolution, gran entrega que revitalizó a una franquicia de excelencia que había caído en desgracia. Con la perspectiva de los años, dichas decisiones son buenas y tienen sentido, aunque ciertamente fueron una ligera regresión respecto a la libertad y el asombroso carácter abierto del original. En el juego básicamente controlas a un agente cibernético con "aumentaciones" biomecánicas, encargado de resolver diversos escenarios mediante infiltración o combate directo. Las aumentaciones tienen varios propósitos: algunas te hacen más fuerte o más certero con armas de fuego, otras más sigiloso, otras un mejor hacker, etcétera. La adopción de estas habilidades mediante el llamado sistema de puntos "Praxis" da un sentido de progresión a tu personaje y ayudan a decidir cuál será tu enfoque al resolver los escenarios: ¿buscas la acción directa, la exploración de vías alternas, la extracción de información vital? Todo es posible en Deus Ex.
En esta ocasión, nuevas aumentaciones dan un poco de variedad al estilo de juego, pero no mucho. Afortunadamente, conservas las aumentaciones del título anterior, pero, conforme avanza el juego, Jensen descubre que, por alguna razón, colocaron implantes experimentales en su cuerpo durante el tiempo que estuvo "desactivado" o perdido en las costas del Ártico. Dichas aumentaciones experimentales son altamente inestables y gastan mucha energía, pero ofrecen un enorme poder a tu personaje: nanoescudos, un nuevo "dash", escudos protectores, tasers en tus manos y mucho más. Las armas también tienen nuevas funciones secundarias mediante la carga, por lo que serás más letal. También hay enemigos más avanzados con aumentaciones como las tuyas, lo que constituye un reto constante.
Debemos decir que, tras 16 años, algunas de las soluciones de la franquicia ya parecen un lugar común. No me sorprendió saber que al lado de los servidores de la Interpol hay una ventila que conduce a un pasillo con un charco electrificado que es posible atravesar caminando agachado sobre un ducto. Para los que no hablen en jerga de Deus Ex, estas cosas y situaciones existen desde el primer juego, pero en el original son menos obvias y en muchas ocasiones tienes que usar de manera sumamente inteligente tus recursos para resolver cualquier escenario (y recuerdo que, a veces, prácticamente te obligaban a romper el juego con tu inteligencia si querías sobrevivir). Aquí nada es así: todo es excesivamente obvio, casi insultante en comparación, a pesar de que a los jugadores de la nueva escuela, nacidos ayer (probablemente cuando salió el original) les parezca asombrosamente no-lineal.
En realidad, el nuevo Deus Ex es un buen juego dentro de su fórmula (agente aumentado encuentra conspiración y debe decidirse entre varias opciones moralmente ambiguas, mientras infiltra diversos escenarios mediante habilidades como hacking, fuerza bruta, sigilo y armas de fuego), pero tiene muchos problemas no sólo frente al titánico original (un título tan majestuoso que nada, ni siquiera lo mejor de la industria actual, podría compararse con su inteligencia y libertad en diseño), sino incluso, al menos en ciertos apartados, ante su predecesor.
En primer lugar, la historia y el escenario son mucho más débiles que en Human Revolution. El cyberpunk es un género que se desarrolla mucho mejor en ciudades tecnológicas hípermodernas y distópicas de Asia o Estados Unidos. Sin embargo, aquí se ha decidido por una capital un tanto provinciana de Europa: Praga, una ciudad bella sin duda pero a la que le falta el impacto de rascacielos, noches iluminadas por neón, anuncios gigantes y ancla en el pasado histórico (futurismo, en pocas palabras). Los desarrolladores optaron por un escenario euro-futurista con tintes de distopia al estilo Europa comunista, pero el resultado no impresiona: sólo en lugares como la sucursal de Interpol enterrada en el subsuelo te sientes en casa como agente cibernético. El juego realmente no despega en aspecto visual hasta que llegas a Ciudad Golem, un gueto de alta tecnología para los humanos aumentados con impresionantes escenarios, pero en general me resulta asombroso que hasta el original, hecho hace casi 2 décadas, te hacía sentir en el futuro y este juego... no tanto.
La historia y los personajes también son un poco más débiles que en otras entregas. Te vuelves a encontrar en la situación de trabajar para una agencia con las manos metidas hasta el fondo de la corrupción y conspiraciones, y con compañeros de trabajo sospechosos, pero hace falta el vínculo con personajes como Malick en Human Revolution o Jacobson en el original; tu jefe es una copia de Sariff en versión policía, las situaciones están recicladas (¿ser un buen chico o investigar la conspiración hasta el fondo?), pero carecen de la trascendencia y fuerza del original, y, encima, el escenario es relativamente corto y apresurado, con personajes poco desarrollados, al grado de que en ciertas ocasiones el diálogo pasa de "aceptable" a "malo".
Por otro lado, quizás lo que nos da una mayor sensación de oportunidad desperdiciada es la filosofía de diseño de todo el juego. Han pasado 5 años desde su predecesor, pero Mankind Divided se siente como un juego que debió salir 2 años después. Su diseño es idéntico: pequeños hubs con exploración (Praga, Golem), misiones cerradas en las que básicamente te escondes en ductos y cajas o disparas cuando se te acaban las opciones, algunas decisiones respecto a los NPC aquí y allá. En resumen, un mundo cerrado de hace años. El problema es que el estilo de Deus Ex se presta de manera excelente a una dinámica de mundo abierto, pero Square Enix se ha ido a la segura y nos ha dado una entrega anacrónica, que no es tan libre como el original ni sus competidores actuales. Es cierto que está bien diseñado (aunque casi todo lo resolví en piloto automático después de jugar todos los títulos de la franquicia), pero sus ambiciones son realmente muy pocas.
Otro apartado un poco decepcionante son los gráficos y la música. Los modelos son exactamente iguales a los de su predecesor de hace 5 años, geniales en su tiempo y ahora lucen en ciertos momentos como burdas marionetas con facciones toscas. Jensen está inteligentemente diseñado para no mostrar las deficiencias del motor gráfico (barba, lentes, cara cuadrada), pero la expresión en ciertos personajes es tan poco humana que nos insulta. En general, luce como un juego de la generación pasada. Por otro lado, el desempeño, al menos antes de que se le actualice en día 1, es muy inestable, lo cual puede cambiar pero sorprende muchísimo dado que no luce ―ni de lejos― tan bien como títulos más actuales. La música tampoco es muy destacada y palidece ante la de todos sus antecesores.
Habiendo expuesto todas las quejas anteriores, debo decir que Deus Ex: Mankind Divided es un buen juego. Es sólo que todo el peso que carga sobre sus hombros es tan grande, que inevitablemente es un poco decepcionante que se haya apostado por una secuela fácil y derivativa en lugar de una evolución de la franquicia. El juego está en un lugar intermedio: un poco más libre que su predecesor (Human Revolution), sin feas batallas con jefes inevitables, pero mucho menos libre y complejo que el original, y, encima de todo, obsoleto ante sus competidores actuales. En resumen, es una apuesta segura que gustará a los fans de Human Revolution, pero que no impresiona demasiado si se toma en cuenta al original y a su competencia contemporánea.
Deus Ex: Mankind Divided es una experiencia bien lograda, pero sus límites son evidentes. Se trata de una secuela que llega demasiado tarde dada su filosofía de diseño derivada. Encima, tiene un final abrupto e insatisfactorio (aunque dura unas 18 o 20 horas). En fin, Mankind Divided es una secuela que no aporta demasiado, pero que no por ello deja de ser disfrutable e incluso recomendable. Quizá los ojos de este veterano ya están demasiado segados por la grandeza del original, pero, debo decir que Human Revolution me agradó mucho a pesar de sus debilidades, mientras esta entrega no causa la misma impresión. Es competente, pero decepcionante en muchos sentidos. Recomendado para los fans del anterior, pero definitivamente no uno de los juegos más fuertes del año.
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