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Resulta un poco difícil creerlo, pero a inicios de la década Fire Emblem era una serie que corría peligro de desaparecer y unirse al cementerio en el que habitan franquicias como F-Zero, Mother y Advance Wars. Por fortuna, Awakening llegó en 2012 y, siendo fiel su nombre, logró ser un nuevo despertar para la serie de estrategia, la cual ahora goza de una enorme popularidad en Occidente y tiene un juego para móviles que imprime dinero.
Que una saga que alguna vez fue amada por un nicho muy pequeño se vuelva tan popular suele preocupar a algunos. Después de todo, la atención del público puede ser embriagante para los creativos quienes, en búsqueda de más atención, cometan el error de olvidar lo que hizo que muchos quisieran sus productos originalmente.
Ya que Fire Emblem Heroes es un juego realmente popular, cierto sector de la popularidad temía que fuera una mala influencia y que la esencia de la serie se perdiera en el camino a Three Houses. Afortunadamente, la realidad es muy diferente y estamos ante un Fire Emblem que, si bien se atreve a hacer cambios, en todo momento busca complacer a sus fans.
Una historia con varias perspectivas
Al inicio, Fire Emblem: Three Houses se nos presenta como una historia sencilla en la que tu personaje ―conocido oficialmente como Byleth― deja su vida como parte de una tropa de mercenarios para comenzar una nueva vida junto a su padre, Jeralt, como académico de un monasterio. Dicho esto, desde poco antes de que sucediera el incidente que lo llevó a esta nueva vida, Byleth comienza a tener visiones en las que se encuentra con Sothis, una misteriosa chica, que la hace ver que es más que un individuo común y corriente. Una vez que inicia su nueva vida en el monasterio, Byleth comienza a aprender un poco más sobre el mundo que le rodea y la división política de Fódlan. Es decir, se entera que este continente se divide en 3 naciones (Adrastea, Fergus y Leicester) que viven en paz gracias a la influencia de la Iglesia de Seiros, institución que también se encarga de la escuela a la que se unirá.
Al igual que el continente, la academia del monasterio se divide en 3 casas, cada una con diferentes estudiantes y su propio líder; curiosamente, todas las casas son comandadas por el futuro monarca de su respectivo reino. La primera de las casas es la de las Black Eagles, la cual es comandada por Edelgard, futura emperatriz de Adrastea; en segundo lugar tenemos a los Blue Lions de Fergus y a su líder Dimitri; para finalizar está el salón de Claude de la Alianza de Leicester: la casa del Golden Deer. Como forma parte del monasterio, Byleth también tendrá que decidir a cuál de las casas quiere representar y eso determinará su destino, así como el camino que tú seguirás en esta aventura.
La primera parte de Fire Emblem: Three Houses es muy tranquila y sirve para que Byleth sepa más sobre la manera en la que se organiza Fódlan y el origen de la Iglesia de Seiros. El hecho de que el protagonista sea un personaje tan ajeno al mundo que le rodea es sumamente efectivo para que el juego se lo explique el jugador de una manera natural. Es decir, nunca sentirás que todos estén tratando a Byleth como tonto al contarle cosas que ya debería saber, puesto que en realidad las desconoce. Además, en este periodo será cuando tengas la oportunidad de conocer a los personajes de cada una de las casas de la academia en un proceso que resulta agradable puesto que la mayoría son carismáticos y con una personalidad bien definida.
Lo que comienza como un simulador de secundaria poco a poco se transforma en un conflicto político que involucra a varias facciones. Con el paso del tiempo, la situación va escalando hasta explotar en una guerra en la que la vida de muchos inocentes corre peligro y viejos amigos se enfrentan en el campo de batalla. Es en estos momentos cuando la historia se empieza a tornar realmente interesante y te mantiene cautivo batalla tras batalla puesto que morirás por saber qué sigue.
"Pintaron una historia en la que realmente no hay buenos, ni malos".
Como mencioné, cerca del inicio Byleth deberá elegir a cuál de las 3 casas quiere enseñar y de esta elección dependerá el bando al que represente en la guerra que se avecina. Lo interesante, es que cada uno de ellos tiene un papel diferente en el conflicto y, como puedes imaginar, sus razones para participar en él son completamente diferentes. El enorme acierto de Intelligent Systems y Koei Tecmo es que pintaron una historia en la que realmente no hay buenos, ni malos y es fácil empatizar con las personas que rodean a Byleth. En los días que lleva disponible el juego esto ha creado discusiones muy interesantes, pues muchos consideran que cierto personaje es un villano despiadado, mientras que otros lo ven como un héroe que puede cambiar el mundo. Como la opinión está muy influenciada por la casa que elige cada jugador, esto te motiva a dar la oportunidad a las otras rutas para ver el desarrollo de la historia desde otra perspectiva, lo que te lleva a darte cuenta de muchas cosas que permanecían ocultas y que es verdad cuando dicen que la historia la escriben los ganadores.
En cierto sentido, siento que con Three Houses, Intelligent Systems logró lo que intentó hacer en Fire Emblem Fates, pero que desafortunadamente quedó corto. Es decir, en esta ocasión sí logró que el jugador conectara a un profundo nivel con un montón de personajes para después ponerlo en su contra. De esta forma, tendrás sentimientos encontrados cuando, con espada en mano, encuentres a un viejo conocido y te preguntes si luchar por tus ideales vale la pena cuando el precio es tan alto.
Un estratega maestro
Aunque en los últimos años a muchos les ha gustado caricaturizarlo como una saga en donde lo único importante son las waifus, la realidad es que Fire Emblem es mucho más que esto. Desde su primera entrega, la franquicia de Intelligent Systems nos ha entregado experiencias de estrategia muy sólidas y Fire Emblem: Three Houses no es la excepción. Pese a que tiene algunas características que te harán pasar un buen rato alejado del campo de guerra, la realidad es que las batallas siguen siendo la estrella en Fire Emblem: Three Houses.
En caso de que nunca hayas jugado una entrega de Fire Emblem, te contamos que sus peleas son por turnos y en ellas tienes que acomodar a tus unidades en el campo de batalla y elegir que las acciones que quieres que tomen. Como imaginas, esto significa que tienes que pensar muy bien cada movimiento, puesto que una decisión apresurada tiene el potencial de arruinarte la partida, en especial cuando consideras que Fire Emblem cuenta con un sistema de muerte permanente (tranquilo, puedes desactivarlo si suena como algo que no tolerarías). En caso de que eso suene demasiado hardcore para ti, te cuento que tienes la opción de regresar algunos turnos para deshacer tus errores. Personalmente, no recomiendo esta opción ya que le quita parte de la emoción al juego, pero es bueno que exista para quienes no quieren que una mala decisión los obligue a repetir toda una misión.
"No hay batallas en la que sientas que sólo hay una manera de ganar".
Con eso claro, creo que podemos comenzar a hablar sobre lo que Three Houses ofrece en el sistema de combate. Lo primero que llamará la atención de los veteranos es que el triángulo de armas desapareció y resulta ser un cambio bienvenido. En caso de que no lo sepas, te cuento que se trata de una mecánica estilo piedra, papel y tijeras que hace que ciertas armas superen a otras; por ejemplo, las unidades con espadas son más efectiva contra las que portan lanzas, mientras que estas últimas superan a los que atacan con hachas. Sin duda, quitar algo que forma parte de la serie desde 1996 fue algo osado, pero considero que fue la decisión correcta, ya que te da mayor libertad a la hora de hacer estrategias y ya no hay batallas en la que sientes que sólo hay una manera de ganar.
Otro punto importante de Fire Emblem Three Houses es que marca el regreso del desgaste de armas, lo que significa que llega un punto en el que se rompen y en el que causan mucho menos daño. Este sistema está ligado a las Combat Arts, mecánicas introducidas en Fire Emblem Echoes: Shadows of Valentia, que en esta ocasión no te harán perder vida, sino que le quitarán puntos de estado a tus armas.
Cada que tus personajes hagan alguna acción en el campo de batalla ―fuera de moverse o usar objetos―, conseguirán puntos de experiencia que les servirán para subir de nivel y mejorar en las disciplinas de tu elección. Conforme mejoren en diferentes aspectos del combate podrán cambiar de clase y así especializare en elementos como el combate con espadas; el uso de magia blanca o la equitación. Como puedes imaginar, la diferencia entre cada una de las clases de Three Houses es notable y existe una gran variedad de ellas. De este modo, tienes la oportunidad de crear un ejército que se acomode a tu gusto y necesidades. Afortunadamente, no se trata de un algo en lo que te tengas que clavar si quieres avanzar en Fire Emblem: Three Houses.
Para brillar con todo su potencial, es necesario un buen diseño de mapas y Fire Emblem: Three Houses no decepciona en este aparatado. Los escenarios por los que te lleva la historia principal son variados, creativos y con detalles especiales que permiten que sobresalgan y que cada misión se sienta única. Algo que me agradó es que algunos mapas aparecen en todas las rutas, pero la perspectiva cambia dependiendo del equipo al que estés representando, por lo que se sienten frescos y te dan ganas de probar todos los caminos para ver los cambios. El gran tropiezo es que la variedad en los escenarios de misiones secundarias es muy pobre, lo que podría cansar a algunos jugadores.
La vida de un profesor de monasterio
Ahora bien, las batallas no serán lo único que tendrás que hacer en Fire Emblem: Three Houses, puesto que entre las misiones obligatorias ―las cuales se llevan a cabo una vez al mes― tendrás la oportunidad de realizar batallas secundarias o de explorar al monasterio. Cuando elijas la segunda opción, podrás caminar por la academia para participar en un montón de actividades. La mayoría de ellas sirven para que consigas más recursos; mejores las habilidades de Byleth y la más importante de todas: que conozcas a las personas que trabajan o estudian en esta academia.
Las actividades que puedes realizar en el monasterio son muy simples y no pasan de pequeños minijuegos. Por ejemplo, si quieres aumentar tu nivel de amistad con otro personaje, puedes invitarlo a tomar el té y, para que la pase bien, tendrás que tener un buen tema de conversación. Así pues, en pantalla aparecerán diferentes opciones y deberás elegir la que creas que le agradará más según su personalidad. El más elaborado de todos los minijuegos es la pesca, en el que tendrás que presionar un botón en el momento exacto en varias ocasiones para lograr atrapar al animal marino. Cabe mencionar que cada una de estas actividades te costará un punto de actividad y cuando te quedes sin ellos tendrás que ir a descansar para comenzar otra semana en la academia.
Como puedes ver, las actividades en el monasterio de Fire Emblem: Three Houses no tienen nada de espectacular, pero sí entretienen lo suficiente como para mantenerte atrapado y que te sientas motivado a elegir la opción de explorar el monasterio en lugar de salir al combate. De hecho, considero un acierto que sean tan simplonas, puesto que de lo contrario podrían resultar tediosas y, si eso llevara a que los jugadores se las saltaran, entonces se estarían perdiendo uno de los puntos más importantes de Three Houses. A lo que me refiero es que convivir con los alumnos y maestros resulta crucial para entender el mundo y que la historia pueda tener el impacto emocional que mencioné antes.
Mi única queja con este apartado de Fire Emblem: Three Houses es que algunas actividades no requieren la acción de parte del jugador. De este modo, basta con que selecciones lo que quieres hacer y el personaje con quien quieres compartir tiempo para después esperar. Eso no está mal, pero me hubiera gustado que algunas actividades ―como cocinar― involucraran un tipo de minijuego y que las recompensas dependieran del desempeño en él.
Ahora que leíste todo lo anterior, es posible que estés pensando que la parte del monasterio es irrelevante para los estrategas que sólo quieren preocuparse por luchar, pero no podrían estar más alejados de la verdad. ¿Recuerdas que Byleth es un maestro? Bueno, pues será aquí donde cumpla sus responsabilidades académicas, pero tranquilo, no se trata de enseñar matemáticas o civismo. En su lugar, lo que tiene que hacer es mejorar a las unidades al elegir cuáles son los aspectos que quiere que mejoren. Se trata de un proceso muy rápido y sencillo que incluso puede automatizarse, por lo que me parece imposible que a alguien le vaya a parecer tedioso.
Fire Emblem: Three Houses
Una presentación que deja a desear
Fire Emblem: Three Houses es la primera entrega de la serie para una consola casera en más de 10 años. Esto significa que también es la primera vez en la que podemos disfrutar una nueva aventura de Fire Emblem con gráficos en alta definición. Así pues, representa un enorme salto a lo que anteriormente habíamos visto y, en términos generales, me agrada lo que se logró. Desafortunadamente, esto no quiere decir que sean perfectos y, de hecho, el juego luce muy simplón, en especial cuando tenemos en cuenta que se trata de una exclusiva de Nintendo. Las texturas de los personajes lucen planas y elementos del ambiente como el pasto o las paredes del monasterio parecen de generación pasada. A esto se le suma algunos errores visuales que provocan que algunos personajes del monasterio sean invisibles o que algunos elementos atraviesen puertas o paredes. Por último, en algunos momentos de las escenas de exploración la tasa de cuadros por segundo disminuye considerablemente.
¿Todo lo anterior es algo que deba preocupar al fan de Fire Emblem? Honestamente, lo dudo mucho. Después de todo, en un juego de este tipo considero que lo de menos es que tenga gráficos impresionantes, en especial porque no aparenta ser uno de los proyectos de mayor presupuesto de Nintendo. Dicho esto, considero que es importante mencionarlo ya que es uno de los puntos más débiles del juego. Eso sí, no esperes que luzca horrible, ya que tiene detalles muy atractivos, en especial las animaciones de batalla las cuales son entretenidas, fluidas y con transiciones que se sienten sin interrupciones. Otro acierto son sus escenas cinematográficas que parecen sacadas de una serie de anime.
Por último, la banda sonora de Fire Emblem: Three Houses es realmente agradable, pero un tanto irregular. Sin ser mi favorita de toda la franquicia, tiene temas muy dulces que son un deleite para el oído y que se quedaron en mi mente por un rato. Por otro lado, la música de batalla tiene composiciones que van a tono con la intensidad de los combates militares, pero que, lamentablemente son poco memorables.
Fire Emblem: Three Houses
Un juego que te hace sentir parte de su mundo
Fire Emblem: Three Houses es un excelente juego que no sólo es una de las mejores exclusivas disponibles para Nintendo Switch, sino que también logra destacar por saber aprovechar el medio para contar una historia efectiva e inmersiva. Es realmente especial cuando un juego hace que el jugador realmente sea parte de su historia al permitirle tomar un bando y luchar por él en lugar de ponerlo en las botas de un personaje que simplemente lucha por lo que el guión dicta que es lo bueno. De esta forma, cuando juegas Three Houses en verdad formas parte de su enorme conflicto y tienes la oportunidad de representar al rumbo que tu consideras que es el mejor para la sociedad. Como si fuera poco, el hecho de que estés tan metido dentro de la historia logra que tengas lazos verdaderamente profundos con los personajes que te rodean. Así pues, llega el punto en el que las decisiones en el campo de batalla se vuelven increíblemente difíciles ya que no son simples soldados, sino personas que vas a extrañar si mueren.
"Logra destacar por saber aprovechar el medio para contar una historia efectiva e inmersiva"
Además, no es como que la historia sea su único punto positivo, puesto que también cuenta con un sólido sistema de comabte que tiene toda esa acción estratégica que, por años, ha enamorado a los fans de esta serie. También debo reconocer que algunos de sus cambios fueron un tanto atrevidos (como quitar el triángulo de armas), pero es algo que recibo con los brazos abiertos puesto que me dieron mayor libertad en el combate.
Si se trata sobre recomendar, considero que Fire Emblem: Three Houses le va a agradar a los jugadores que hayan disfrutado entregas pasadas. Es más, me parecería muy extraño que para estas alturas no le hayan puesto las manos encima y ya están representando a alguna de las casas de Fóldan. Por otro lado, también considero que es un buen punto de entrada a la serie, gracias a que cuenta con varias opciones de dificultad que hacen que sólo sea un verdadero reto si tú quieres que así sea. Eso sí, si por alguna razón los juegos de estrategia no son lo tuyo, lo mejor es que busques en otro lado. A lo que me refiero es que la guerra sigue siendo la parte central del juego y las actividades en el monasterio son importantes, pero están en segundo plano.
Considero que lo verdaderamente importante de Fire Emblem: Three Houses es que me dejó con ganas de más. Apenas terminé mi primera ruta con las Black Eagles, inicié una partida New Game Plus con los Blue Lions y después cargué un archivo viejo para ver en qué manera mis decisiones podían afectar el destino de Edelgard y el mundo. Lo curioso es que esto no sólo lo hice por querer jugar más tiempo, sino que estaba verdaderamente intrigado sobre si mi postura era la correcta o si estaba ignorando un punto importante que podría derrumbar mi perspectiva del mundo. Que Fire Emblem: Three Houses me atrapara a este nivel y haga que piense en él incluso cuando no estoy jugando, lo convierte en uno de mis favoritos de todo el año.
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