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Después de una espera definitivamente larga por una localización, los jugadores occidentales por fin podemos disfrutar la última entrega de Monster Hunter, la saga de cacería que ha brillado tanto en consolas como en portátiles por la profundidad de su sistema de juego, su consistente reto y su adictivo aspecto cooperativo. Monster Hunter 4 Ultimate es, en muchos sentidos, una mejora considerable respecto a su predecesor, que mantiene íntegramente los valores de excelencia de la saga, aunque quizás un poco más de riesgo e innovación hubieran resultado deseables para los veteranos.
Como recordarán los fans, el título previo se desarrollaba en los escenarios isleños y marítimos alrededor de la aldea Moga y su monstruo insignia era el poderoso Lagiacrus; en esta ocasión, Capcom se alejó de los ambientes acuáticos y apostó por desiertos y volcanes de locaciones como Val Habar, Harth y Cathar; el combate subacuático desapareció y en su lugar tenemos épicas peleas en océanos de arena. La línea argumental es mínima, pero suficiente: el protagonista es la caravana expedicionaria, cuyo líder, una especie de Cocodrilo Dundee, te ayudará a integrar una verdadera compañía cazamonstruos, con ayuda del chef, el mercader y la chica del Guild. Junto a ellos emprenderás misiones, matarás criaturas para ayudar a los aldeanos, verás regiones remotas e intentarás resolver el misterio del Gore Magala, un imponente dragón negro que parece estar corrompiendo a los seres de los alrededores y volviéndolos más agresivos.
Por supuesto, el verdadero centro de Monster Hunter es la cacería y las mecánicas que la componen (misiones, sistema de juego, grinding, crafting, monstruos, expediciones, multijugador) y aquí debemos decir que el título está a la altura de sus venerables predecesores y pule algunos de sus problemas y nos presenta una versión definitiva de la experiencia Monster Hunter en portátiles, con sólo 1 o 2 detalles que quizá no convenzan a todos. Las cosas usuales regresan: Quests normales y de Guild de 1 a 5 estrellas con dificultad creciente y duración promedio de 50 minutos; variedad de mapas seccionados a través de los cuales tienes que perseguir a tu presa; un profundo sistema de crafting que ciertamente se desenvuelve un poco más lento que en otras entregas (ya no es tan fácil hacer el grinding para el equipo avanzado), pero que no ha decaído en cuanto a complejidad e importancia; una lujosa variedad de fauna lista para acabar con la durabilidad de tu equipo y contigo; el control familiar de la serie, que requiere combinar sabiamente ataque y movilidad; los adorables Palicos, que ahora hablan a lo largo de las quests; todo el arsenal de los Monster Hunters (con algunas sorpresas) y un excelente modo en línea que definitivamente dará una vida muy longeva a tu aventura.
En total, tenemos 71 criaturas, un formidable bestiario en el que están representadas todas las generaciones de la saga
En cuanto a monstruos, estamos frente a la mayor colección en la historia de la saga, aunque para ser justos las novedades se reducen a poco más de una decena, entre las que destaca el juguetón y letal arborícola Kecha Wacha; el elusivo escarabajo Seltas; el titán anfibio Tetsucabra y el temible y maligno Gore Magala, el monstruo emblema de esta entrega con el nefasto poder de envenenar sus alrededores. En total, tenemos 71 criaturas, un formidable bestiario en el que están representadas todas las generaciones de la saga. Por supuesto, los viejos monstruos han cambiado un poco: algunos, como el Great Jaggi, han perdido mucho de su poder y lustre, mientras que otros han obtenido nuevas variedades y subespecies, como el agresivo Molten Tigrex. No tenemos mucho que explicar aquí: el juego ha conservado íntegramente el reto que significa su imponente bestiario, aunque es un alivio que ya no sea necesario emprender fastidiosas y desiguales batallas en ámbitos submarinos. Monster Hunter 4 sigue siendo ejemplar en cuanto a su nutrida y honesta oferta de contenido, como es costumbre para la saga.
Los controles son más o menos lo mismo que esperamos de la serie, aunque hay detalles nuevos e innovaciones. Por ejemplo, por fin es posible atacar en medio de un salto e incluso subir a los monstruos y apuñalarlos, claro, si eres hábil para evitar caer. El placer de la caza, sus pequeños detalles y angustias (perder el filo de tu espada en medio del combo decisivo, haber olvidado el desayuno y ver una diminuta stamina ante un monstruo invencible; desdeñar marcar al monstruo y tener que rastrearlo durante minutos enteros a lo largo de todo el mapa), todo esto regresó entero para nosotros. También ha vuelto la cocina, en este caso de manos de un Palico especialista en platillos orientales que nos ayudará a buffear a nuestro personaje con deliciosa comida. Un detalle que ha cambiado es que ya no podemos salir a grindear fuera del pueblo, sino que tenemos que repetir quests de exploración sin objetivo en las que podemos grindear y terminar fácilmente cuando queramos, un detalle que quizá los fans del juego anterior consideren lento y fastidioso.
Las expediciones añaden un elemento interesante de tensión y reto
Aparte de las quests normales y de Guild, en esta entrega tenemos las llamadas expediciones, en las que recorreremos de manera más o menos lineal mapas de regiones sin explorar, donde no sabemos qué enfrentaremos: las primeras son generalmente paseos sin mayores sobresaltos fuera de un Velociprey o un Great Jaggi; posteriormente, se convierten en pesadillas en las que un Tetsucabra de pronto decide unirse a un Kecha Wacha y terminamos con un Velocidrome. Las expediciones añaden un elemento interesante de tensión y reto para variar un poco lo reiterativo de los mapas en las quests normales.
Quizá la mayor innovación está en las nuevas armas: Insect Glaive y Charge Blade. La primera es básicamente un arma acrobática con una movilidad sumamente interesante y un twist: a lo largo de la batalla puedes mandar pequeños insectos a recoger compuestos de la sangre de los monstruos; algunos elevan tu ataque, otros tu defensa, otros tu velocidad, etcétera. Se trata de una manera sumamente interesante de pelear, y lo mejor son las maniobras acrobáticas de tu arma principal. El Charge Blade es similar al Switch Axe, con 2 formas, pero se caracteriza por un indicador que te permite saber cuándo hacer ataques cargados cada vez más poderosos, aunque debes estar atento a las sobrecargas y usar su poder contra el enemigo cuando sea necesario. Es un arma de oportunidad y suerte, pero extremadamente poderosa. El resto sigue igual, excepto nuevos combos y la capacidad de atacar en el aire.
El multijugador en línea afortunadamente no requiere hardware extra, aunque la capacidad de comunicación se limita a mensajes durante el lobby y gestos y gritos durante los quests. Por fortuna, no hay mayores problemas en la experiencia en línea, realmente uno de los aspectos más brillantes de la experiencia Monster Hunter y que es la clave de su longevidad y vigencia.
La presentación del juego está limitada a la capacidad del 3DS, pero es de alta calidad, en especial por los detallados modelos de monstruos y objetos, que a pesar de la plataforma, nos sorprenden con interesantes tonalidades, diseños y texturas. De hecho, el uso de brillos y contrastes marcados dan al título un aspecto mucho más colorido e intenso que su acuático y apagado predecesor, y lugares como Val Habar son una vibrante y agradable sorpresa para la retina. Sin embargo, el 3D es más un estorbo visual, incluso en la excelente pantalla del New 3DS XL en el que jugué. La música sigue siendo excelente y añade los toques adecuados de épica, exploración y tensión.
Por último, debemos nombrar los escasos defectos de esta entrega. En primer lugar, si tienes 3DS normal, el uso del Circle Pad Pro no es indispensable, pero sí recomendado: tus manos acabarán cansadas gracias a la cámara touchscreen en una pantalla tan pequeña. Curiosamente, en el New 3DS XL he usado más el touchscreen que el segundo pseudo-stick que incluye el aparato, por lo que un 3DS XL normal no tendrá problema de control. El segundo aspecto no tan positivo de Ultimate es que los veteranos de la serie quizás encuentren demasiada reiteración y déjà vu: los cambios son muy tímidos, el bestiario es en su mayor parte repetido y las misiones tradicionales son idénticas. Esto último fue muy criticado en Japón, donde a pesar de las sólidas ventas del título muchos fans sintieron que la entrega no arriesgó ni innovó mucho. Afortunadamente, en Occidente no han sido localizados todos los juegos de la saga, así que la sensación de repetición es mucho menor.
El uso del Circle Pad Pro no es indispensable, pero sí recomendado
Monster Hunter 4 Ultimate es una secuela sólida, que mantiene con integridad la excelencia de la serie. Su generosa variedad, elevado reto y variado contenido son un recordatorio para una industria que desea acostumbrarnos a productos incompletos y sobreprecios: un paquete como éste es lo que todo jugador debe exigir por su dinero. Sin duda, se trata de un videojuego indispensable para la librería de tu 3DS, y no podemos dejar de recomendarlo.
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