Juli Adams, artista y diseñadora originaria de Seattle, interpuso una demanda contra su empleadora Hartz Mountain Company, la cual habría vendido la marca de su línea de juguetes Angry Birds, creada antes del popular juego de Rovio, para despojarla de sus ganancias por el uso de dicho nombre y concepto.
De acuerdo con el documento jurídico, Adams creó su línea de juguetes en 2006, 3 años antes de que Rovio sacara su primer título de Angry Birds al mercado. El acuerdo original consistía en que la artista otorgaba a la compañía Hartz el control completo sobre su propiedad intelectual; sin embargo, años después, Rovio compró de Hartz la patente para obtener la licencia de juguetes para Angry Birds.
Así las cosas, Adams y sus abogados aseguran en la demanda que la compañía no tenía derecho de vender la marca a Rovio. La artista pide reparaciones, el regreso de sus derechos y otras compensaciones basadas en la cantidad que Hartz ha ganado con la venta de derechos. Al parecer, el caso, aunque muy complejo, tiene sustento jurídico y podría enriquecer considerablemente a Adams.
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