Como parte de la entrevista que ofrecieron al portal alemán Gamestar.de, miembros del estudio teutón YAGER rechazaron categóricamente la opción de desarrollar una secuela de Spec Ops: The Line, título militar elogiado por los críticos, pero que vendió apenas 1 millón de unidades a mediados de 2012.
"Si no puedes competir con los grandes, el riesgo es muy elevado.", dijo el director de la compañía, Timo Ullman. "El mercado para juegos 'astutos' o 'intelectuales' es muy de nicho. Casi elitista.", añadió.
El director de arte, Mathias Wiese, también tuvo sus quejas. Dijo que para hacer un juego así, había que revisar material de referencia desagradable. El juego original es bélico e involucra situaciones dramáticas, algunas incluso gráficas. "Eso no es divertido. Estás feliz cuando puedes hacer algo más después de eso.", comentó Wiese.
Spec Ops: The Line es un título argumentalmente denso, inspirado en la novela The Heart of Darkness, y con mecánicas y aspecto similares a Gears of War (el juego corre sobre el mismo motor gráfico). En su momento, lo elogiamos por la solidez en la jugabilidad y la parte visual, pero cuestionamos precisamente lo intrincado de la narrativa, aunque muchos fans lo valoraron por ello. El título también tiene multiplayer, sin embargo, la gente de YAGER reconoció haberlo introducido con calzador.
Ahora YAGER trabaja en la segunda parte de Dead Island, que pudimos ver en E3, así como en un juego de ciencia ficción bautizado Dreadnought.
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