El gobierno cubano comenzó una campaña de cierres de los cines privados tridimensionales y pequeños arcades como parte de la regulación del llamado "trabajo por cuenta propia", modalidad económica que busca delegar ciertas actividades productivas en manos de particulares para que el Estado se concentre en los sectores cruciales de dicha economía socialista.
Según información del diario oficial del gobierno cubano, Granma, "la exhibición cinematográfica, que incluye las salas de 3D, así como la organización de juegos computacionales, nunca han sido autorizados", por lo que "la exhibición cinematográfica (incluye las salas de 3D) y los juegos computacionales, cesarán de inmediato cualquier tipo de actividad por cuenta propia". Dicha nación alude a la falta de regulación de calidad de contenidos y diversos vacíos legales como la causa de dicha decisión.
El viceministro de cultura del gobierno cubano, Fernando Rojas, aseguró que se busca que los principios de la política cultural de la Revolución cubana sean los mismos entre las instituciones culturales y los cuentapropistas: "el Ministerio de Cultura está trabajando en esas regulaciones, porque tiene el convencimiento de que cuando realicen ese ejercicio, saldrá a la luz que en esas decenas de espacios que hay en el país mayoritariamente en la capital se promueve mucha frivolidad, mediocridad, seudocultura y banalidad, lo que se contrapone a una política que exige que lo que prime en el consumo cultural de los cubanos sea únicamente la calidad."
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