Una investigación dirigida por la doctora Katty Sanford y realizado en la universidad de Victoria en la Columbia Británica, en Canadá, dio a conocer que jugar videojuegos sienta las bases para generar ciudadanos buenos y responsables.
Durante el proceso, se examinó a jóvenes entre 13 y 17 años, en un periodo de 5 años y se encontró que los participantes estaban "muy preocupados por las decisiones éticas y morales, acerca de la naturaleza de lo que hacían en el juego", de acuerdo con la doctora Sanford.
De la misma forma, las personas que fueron sujetas a análisis desarrollaron un gran sentido de consecuencia, pues veían la relación entre sus acciones y lo que éstas provocaban. Sanford mencionó que los jugadores hablaban de lo que sentían al hacer algo que tenía repercusiones negativas para otras personas. Este hecho les provocaba incomodidad y a su vez, eso les disgustaba.
La doctora mencionó que "ellos [los jugadores] tienen que negociar con los miembros del equipo y entender sus fortalezas y debilidades, así como aprender a trabajar con otros. Los jugadores reportaron que sucedía mucho más que sólo ir por ahí disparándole a la gente de manera aleatoria." Curiosamente, este fue un resultado inesperado para ella.
Los resultados del estudio renuevan la discusión entre los efectos benéficos o dañinos de los videojuegos en los niños y jóvenes. Ya sea que se trate del comportamiento que los juegos violentos, supuestamente, generan o las bondades en cuanto a coordinación, memoria y toma de decisiones que fomentan. Todavía no se llega a un consenso al respecto, pero la balanza se inclina hacia los beneficios de esta forma de entretenimiento en las personas durante su desarrollo.
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