La policía de la provincia china de Fujian recientemente detuvo a un joven de 22 años, referido con el sobrenombre de Xiao Hai, acusado de irrumpir en un mausoleo y destruir 700 urnas con cenizas en busca de objetos de valor para financiar sus hábitos de juego.
De acuerdo con información recolectada por la policía, Xiao Hai está obsesionado con los juegos en línea y padece de un desorden mental que no le permite distinguir entre fantasía y realidad, lo que lo ha orillado a vagar y a robar para sobrevivir.
Se estima que los daños causados por Hai ascienden a $10,000 USD, sin mencionar la afectación emocional que sufrirán los familiares de los difuntos cuyas urnas fueron profanadas. Pese a lo anterior, el joven dice no sentir ningún remordimiento.
No es la primera vez que historias por demás extrañas vinculadas con el mundo de los videojuegos nos llegan de China. Este año supimos de un jugador de aquellas latitudes que llevaba meses viviendo en un café Internet y en 2011 incluso nos enteramos del caso de una pareja que pretendía vender a sus hijos para pagar por deudas de juego.
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