Las microtransacciones son práctica recurrente en la industria, más en nuestros días de saturada oferta social, pero hay veces que el modelo de negocios se ajusta a juegos que uno pensaría eran incompatibles, como la Auction House de Diablo III, que según el director Jay Wilson, ofrece un servicio tan bueno que amerita desembolsar dinero real.
Wilson no parece decirlo de forma presuntuosa, sino con orgullo por el trabajo de su equipo, pues la idea de la casa de subastas surgió de los creativos y no del departamento de finanzas de la empresa. De acuerdo con el director, si el estudio se hubiera percatado de que la opción de negociar items por medio de dinero real era una amenaza para la estabilidad de la experiencia o la armonía de la comunidad, no la hubiera implementado. Blizzard argumenta que sucedió lo contrario, que a la gente le encanta comprar objetos dentro del juego, pero teme ser estafada; y es por eso que surgió la motivación de establecer un ambiente seguro y confiable para negociar. Ante este hecho, la compañía decidió no vender armas y armaduras de primera mano, pues hubiera aniquilado el objetivo del juego, así que en su lugar, dejaron la compraventa en manos de la audiencia.
Por supuesto, Blizzard recibe un ingreso por cada transacción realizada, a lo que Wilson comenta: No creo que esté mal querer hacer dinero. Lo que creo es que no es correcto enriquecerse con servicios o productos defectuosos, que minen la buena fe de la gente. Queremos seguir haciendo juegos y queremos que sean exitosos, por eso buscamos ofrecer un buen servicio, como la Auction House, que satisface la necesidad de la gente por comerciar con su esfuerzo dentro del juego.
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