Cuando se retiró de la Oficina Oval el 20 de enero de 2009, el 43.° presidente de la Unión Americana, George W. Bush, declaró en forma casi poética que dedicaría su tiempo a la lucha contra la tiranía y la fundación del Instituto de la Libertad, pero en la práctica, pasa sus días en un centro comercial al norte de Dallas donde, de acuerdo con diversas fuentes, reta a extraños en partidas de Donkey Kong y Pac Man.
Al inicio, su presencia en la tienda era motivo de emoción entre los pobladores de la región, pero con el paso del tiempo, se ha vuelto una molestia, pues distrae a los empleados y aborda a la gente con preguntas como: Adivina en cuánto tiempo me traían un perro caliente en la Casa Blanca, declaró Amber Kaul, trabajadora de medio tiempo.
Bush pasa un mínimo de ocho horas diarias en el mencionado establecimiento y, en virtud de que esto es incómodo, Néstor Martínez, un guardia de seguridad lo ha tenido que confrontar para que deje de comportarse así. Empezamos a recibir quejas de que siempre andaba por el baño de caballeros preguntando a los sujetos si querían tomarse una foto con él. Cuando le dije que dejara de hacerlo, me dijo: Resolvamos esto con una partida de Donkey Kong. Así que después de mi turno, fuimos a la arcadia y le gané dos veces. De modo que se puso irritable y dijo que no le gustaba Donkey Kong de todas maneras.
Recientemente, uno de sus amigos en el Partido Republicano sostuvo que Bush no ha progresado en lo absoluto en lo concerniente a su lucha contra la tiranía o la fundación del Instituto de la Libertad. No estoy seguro de cómo va a lograrlo si se la pasa vagando por el centro comercial, desafiando a extraños en partidos de Ms. Pac Man.
La única vez que Bush fue visto jugando videojuegos durante su mandato fue en noviembre de 2007, cuando visitó un centro de rehabilitación para veteranos de guerra. De acuerdo con un vocero de la Casa Blanca, el juego simulaba un combate en Bagdad.
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