Muy buenas noches, damas y caballeros.
Con seguridad puedo decir que ya todos deben saber la trágica noticia, pero quería dedicar un tema en memoria del ACF y los 19 futbolistas que fallecieron hoy en tierras de mi país.
Como muchos sabrán, Chapecoense era un pequeño club del Estado de Santa Catarina en Brasil, que en tres años pasó de ser un equipo de la Tercera División, a ser uno de los grandes de Brasil en la Primera División, al punto de disputar la Final de la Copa Sudamericana de la Conmebol (que en cuestiones competitivas es el equivalente a la Liga de Campeones de la Concacaf, o la Champions League de la UEFA).
El contrincante que iban a enfrentar era nada más y nada menos que Atlético Nacional (sí, sé que muchos equipos en Latinoamérica se llaman Nacional), campeón más reciente de la Copa Libertadores de América, y que está próximo a participar del Mundial de Clubes en Japón.
Me confieso parte de la hinchada/barra/afición de Atlético Nacional. Fielmente lo he seguido en todos sus triunfos y derrotas. Estaba listo para observar el partido que iba a disputarse el día de mañana, esta vez por TV, porque la economía no se presta para un viaje de 5 horas a Medellín más boletería, y para una final internacional es imposible.
Es verdad que uno mientras observa los partidos, o mientras está sentado en el estadio, o cuando está entrando a él o saliendo, suele gritar arengas ofensivas contra el equipo rival, cuando el equipo propio está ganando, o muy por el contrario, cuando el rival lo está haciendo. Este trágico hecho me ha puesto a pensar profundamente en el respeto que debe tenerse por el rival, dentro y fuera del estadio.
Debe tomarse en cuenta que no solo nosotros soñamos con una Copa para el equipo que seguimos, sino también el rival. Que es el mismo sueño para todos pero que uno solo la puede alcanzar anualmente, y para los demás el trabajo dará su fruto en otra ocasión. Antes de hoy me importaba un comino Chapecoense, y era porque no me había dado cuenta de todo su historial y todo lo que tuvieron que sacrificar para llegar a su primera final.
El hombre con barba del 0:36 era Caio Junior, el Director Técnico del Equipo. Disputaba la primera final internacional de su carrera. El día en que derrotaron a San Lorenzo en la semifinal dijo con inspirado acento: "Si muero hoy, moriré feliz".
Su hijo no pudo subir al avión porque dejó el pasaporte en el hotel.
Creo que podemos tener algo de consuelo en que el equipo de Chapecoense, y los 19 jugadores que de su nómina fallecieron, van a quedar inmortalizados no solamente en los partidos que disputaron, en la memoria de Latinoamérica y el mundo, y en nuestros kokoros, sino también en los videojuegos.
Chapecoense es un Club disponible tanto en FIFA/PES 16 como 17.