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Como muchos otros miembros de esta gran comunidad, crecí jugando videojuegos principalmente de Nintendo. Mi fanatismo era extremo, ya que rechazaba categóricamente todo lo proveniente de la competencia, que en aquel entonces se resumía en SEGA, empresa que curiosamente lanzó su primera consola casera, el SG-1000, el mismo día que salió a la venta el Famicom: 15 de julio de 1983. Algo que debo reconocerle de SGA es que se esforzó por hacer las cosas cada vez mejor, aunque los resultados no siempre fueron los esperados.
De frente contra un muro de concreto
El SEGA Master System apareció poco después del NES. Su nombre occidental se inspiró en las artes marciales e imitó la palabra “System” introducida por la gran N al trasladar el Famicom al continente americano. El SMS era una consola más potente que el titán de Nintendo, pero simplemente no pudo competir con él debido a las políticas ultra restrictivas de la compañía de Kyoto, las cuales limitaban la cantidad de juegos que cada desarrollar podía lanzar y exigían exclusividad. Estas condiciones representaron grandes obstáculos para SEGA, que aunque tuvo varios buenos títulos en el catálogo de su sistema, la cantidad y el alcance de sus propuestas palidecieron frente a las de su imponente competidor. A pesar de este desolador panorama, no todo fue negativo, ya que en el mercado europeo y en Brasil la consola tuvo mucho más impacto, lo cual le ayudó a posicionarse y sentar las bases para el lanzamiento del dispositivo más exitoso de la compañía, del cual estaremos hablando en una edición posterior de esta bonita sección.
Oliendo a leña de otro hogar
Uno de mis primos tenía un SEGA Master System y me invitó a jugar, así que decidí dejar a un lado mis prejuicios y me dispuse a pasármela bien. Inevitablemente empecé a comparar la consola y los controles con los de mi amado NES, dándome cuenta de que no estaban tan mal a pesar del extraño D-Pad en forma de cuadro que tuvieron que hacer para no meterse en problemas de derechos. Un detalle que me llamó la atención fue la ausencia del botón START y que uno de los botones principales (el 1) cumpliera con esta función. Me gustó mucho cómo se sentían los botones al presionarlos y que fueran cóncavos y no convexos como los del control de NES. Los cartuchos pequeños de color negro con borde rojo se veían elegantes y tenían un diseño minimalista en el que sólo se podía ver el nombre del juego. Además, las cajas tenían un diseño rarísimo que, según dicen, se inspiró en Apple. Un fondo blanco con cuadrícula en el que, además del título del juego, se incluía una ilustración que en ocasiones no representaba en lo absoluto lo que pasaba en el mismo. Era un mal común en aquellos tiempos. Un detalle que se me hizo muy curioso fue que el botón de pausa estaba en la consola y no en el control. Como jugábamos en la mesa del comedor y el sistema nos quedaba muy a la mano, no sufrimos por eso, pero aún así me parece muy impráctico. Otro detalle un poco molesto era la longitud del cable del control, que era algo así como la que vimos en el NES Classic Edition.
El laberinto del caracol
Si no mal recuerdo, el primer título que jugué fue Snail Maze, el cual venía integrado en la consola, pero para activarlo había que encenderla sin ponerle cartucho y dejar presionados los 2 botones del control. Como el nombre lo indica, es un simple laberinto en el que controlas a un pequeño caracol para llegar a la salida. A pesar de lo sencillo que era, me gustó y le dediqué una buena cantidad de tiempo. Esta primera versión de Snail Maze nunca salió en formato de cartucho, aunque años después se hicieron algunos ports para sistemas más modernos. En la segunda imaginación de la consola, el SEGA Master System II, este peculiar juego ya no fue incluido, sino que dio su lugar a Alex Kidd in Miracle World. Cabe decir que si no dejabas presionados los botones para activar Snail Maze, el juego que aparecía era Hang On. Esto es de llamar la atención, ya que en aquel entonces lo que uno esperaba era tener los cartuchos y no que los juegos vinieran precargados.
El primer intento de destronar a Mario
Antes de la llegada de cierto erizo azul, SEGA introdujo a un joven experto en artes marciales llamado Alex Kidd. Aunque tiene personalidad propia, es inevitable comparar a Alex Kidd in Miracle World con los títulos de Mario. El personaje salta, suelta puñetazos, nada y es capaz de utilizar algunos vehículos para moverse más rápido en algunos niveles. Incluso hay una escena en la que manipulas un vehículo volador y la mecánica es casi idéntica a la del modo Balloon Trip de Balloon Fight de NES. Además, al final de cada nivel te encuentras un jefe con el que no debes pelear, sino sólo derrotarlo en un inocente juego de piedra, papel o tijeras. Creo que eso le quita muchos puntos, ya que lo menos que esperas en un juego de plataformas es poder atacar a los jefes de alguna manera, ya sea disparándoles o cayéndoles encima.
La bestia alterada y diluida
El SEGA Master System tuvo su dosis de ports de arcade, entre los cuales se encuentra el clásico Altered Beast. Al jugarlo quedé un poco decepcionado porque estaba muy por debajo de lo visto en las salas de maquinitas, pero ahora entiendo que se debe a las limitaciones técnicas de la época. Tenía un frame rate bastante extraño y la música no era la mejor, pero podía jugarse y disfrutarse. Digamos que sirvió como una especie de tentempié para la versión de SEGA Genesis, la cual se acerca mucho más a la experiencia arcade.
Más allá de la calidad del juego, estos fueron los primeros momentos de mi vida gamer en los que supe lo que era tener un título de arcade adaptado para consola casera. Siempre fue muy emocionante para mí jugar todos esos juegos que me habían conquistado en la farmacia a la vuelta de mi casa en la comodidad de mi hogar. Entre esos momentos, sin duda el más grande fue cuando tuve en mis manos una copia de Street Fighter II: The World Warrior de Super Nintendo. A partir de ahí mi vida no fue la misma.
La cuarta aparición de Ryu Hayabusa
La trilogía de Ninja Gaiden en el NES fue de lo mejor que pudimos ver en el icónico sistema, pero la cosa no quedó ahí, ya que Tecmo le dio licencia a SIMS, otro desarrollador japonés, para realizar una entrega para SMS. Aunque se considera parte del canon de Ninja Gaiden, su historia se cuece aparte y consiste en que Ryu debe recuperar un pergamino conocido como Bushido, cuyo poseedor puede alcanzar poder suficiente para controlar el mundo y bla, bla, bla.
La jugabilidad es muy similar a la de la tercera entrega de NES, con ese extraño sentimiento de flotar al saltar y un ligero delay al soltar espadazos. Los escenarios son coloridos y muy atmosféricos, pero la experiencia se echa a perder un poco por la música, que ni de broma es tan buena como la de las 3 entregas anteriores. Lo mismo sucede con los efectos de sonido, los cuales en ciertos momentos se sienten un poco genéricos. También aparecen algunos enemigos que se sienten fuera de lugar, como los hombres de traje y gafas oscuras de la segunda escena.
Una curiosidad de Ninja Gaiden de SEGA Master System es que existen 2 versiones cuya distinción está en la forma en la que se cuenta la historia, así como en algunos diálogos y nombres. Por un lado está la narrativa basada en las experiencias de Ryu, siendo él quien cuenta la historia directamente. En contraste tenemos los acontecimientos descritos por una voz externa y descripciones mucho menos detalladas que las del ninja protagonista. Desconozco por qué decidieron hacerlo así, pero ahí queda para la anécdota.
Un legado importante a pesar de las limitaciones
El SEGA Master System forma parte importante de la historia del gaming. Tal vez lo más justo sea hablar de la huella que dejó sin compararlo con su competidor y concentrarse en los títulos de buena calidad que nos ofreció. Cuando lo jugué de chavo y ahora que lo retomé para efectos de este texto, recordé ese sentimiento que sólo los juegos de SEGA pueden dar. Explicarlo con palabras es complicado, pero me refiero al estilo visual, la paleta de colores con tonos vistosos y ese feeling arcade tan particular. Me quedé con ganas de jugarlo más y ahora buscaré hacerme de una consola para revivir esos momentos tan significativos en la mesa del comedor de mi primo, quien, tristemente se deshizo de la suya y no recuerda nada al respecto.
Me da mucho gusto que hayas llegado hasta aquí. ¿Qué opinas del SEGA Master System y cuáles son tus juegos favoritos de esta consola clásica? Espero tus comentarios y recuerda que cada semana tenemos una cita en #ViernesRetro.
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