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Esta semana tuvimos eventos de Apple y PlayStation, marcas establecidas y con un lugar en la historia del sector tecnológico, informático y digital. Más allá de las novedades presentadas en materia de hardware, por un lado, y de videojuegos por el otro, nos pareció una buena ocasión para contar una historia peculiar que involucró a la compañía de Cupertino y a Sony. Sus caminos nunca pudieron coincidir, pese a que existía la intención de lo que fue considerado un escándalo de grandes proporciones.
Apple, Sony y Connectix, caminos que se encontraron en 1999
El año era 1999, los momentos previos al inicio de un nuevo siglo y al ascenso vertiginoso de Internet, PC y los dispositivos electrónicos que habrían de cambiar las comunicaciones, el entretenimiento y el trabajo; en resumen, la vida. Hacia 3 años que el legendario Steve Jobs había tomado las riendas de Apple y gozaba de éxito tras el golpe sobre la mesa que fue el lanzamiento de la iMac en 1998. La computación no sería igual y se sabía que parte de su nueva estrategia incluía la observación del gran desempeño comercial de las consolas de videojuegos. Hasta entonces, el sector se le había negado a Apple y sus intentos por incluir una oferta de gaming no dieron fruto.
Al mismo tiempo, Sony había cobrado venganza contra Nintendo y el PlayStation había logrado la conquista del mundo, un hito para una compañía que se había aventurado en el sector de las consolas construyendo sobre las ruinas de lo que se conoció como el Nintendo PlayStation. La consola de Sony era un éxito abrumador y para 1999 tenía un amplio y excelente catálogo de videojuegos y la compañía miraba hacia el futuro con el PlayStation 2.
Mientras eso pasaba en las alturas del mundo empresarial, la escena de entusiastas y expertos en PC seguía dando rienda suelta a su creatividad y a superar cuanto reto se pusiera en el camino. Aaron Giles, programador egresado de la Universidad de Chicago, desarrollaba su talento con los equipos Macintosh y uno de sus proyectos más ambiciosos fue buscar la emulación del hardware de PlayStation en una Mac, desarrollado para la hoy difunta compañía Connectix. Genio, al fin y al cabo, el resultado del proyecto de Giles, donde participó Eric Traut en la compilación para PC, fue impactante: Virtual Game Station, un emulador capaz de rendir como el procesador de la consola de Sony y que ofrecía una experiencia de juego a velocidad estable en equipos con CPU a 266 MHz y, en algunos casos, a 200 MHz.
Estos 3 caminos pronto habrían de encontrarse y no de una forma agradable, en el evento Macworld de 1999.
Steve Jobs no preguntó, solo anunció que podrías jugar títulos de PlayStation en iMac... punto
Dada la relación creativa entre Apple y Connectix, el emulador Virtual Game Station estaba a un simple paso de caer en manos de la compañía de Steve Jobs. La idea era irresistible, pues la iMac se perfilaba como un centro de trabajo y entretenimiento donde el usuario podría tenerlo todo, menos videojuegos, y justo ahí entraba el trabajo de Aaron Giles. Steve Jobs, con su extraña combinación de osadía, rebeldía y fanfarronería, no lo dudó y pensó de inmediato en dotar a la iMac con una opción de gaming.
El hype por Macworld 1999 estaba en todo lo alto, pues Apple había regresado a la cima, Jobs era el rockstar de la computación y la iMac se había convertido en un producto de la cultura pop en Estados Unidos. Fue entonces cuando Steve Jobs sorprendió a los asistentes y a todos los interesados en el entretenimiento y la tecnología al presentar la experiencia de gaming para sus iMac. Virtual Game Station comenzó a correr en el equipo mostrando Crash Bandicoot: Warped con la promesa de que la oferta de Apple era tan buena, que una de sus computadoras sería la herramienta ideal para trabajar, entretener con contenido multimedia y jugar videojuegos del exitoso PlayStation.
Virtual Game Station necesitaba copias originales de juegos de PlayStation, para cubrir el potencial de uso en términos de piratería. Con la expectativa generada tras la presentación de Steve Jobs, se pensó en todo un modelo de negocio que incluiría mandos compatibles y accesorios para poder jugar en la iMac. Sí, todo lucía genial, pero los anuncios y planes se estaban llevando a cabo públicamente en las narices de Sony y PlayStation.
Todo pasó en las narices de Sony y la compañía no tardó en reaccionar
Considerando que el emulador Virtual Game Station era una amenaza, Sony llevó Connectix y su proyecto al terreno legal en ese mismo año, argumentando violaciones a patentes y derechos de autor. Era una época diferente en materia legal; existían las áreas grises y lagunas suficientes como para que alguien se aventurara a hacer con Connectix y Apple lo que Steve Jobs quería.
Al inicio, Sony ganó el primer round señalando que el BIOS de PlayStation, patentado, había sido copiado para crear el emulador. Sin embargo, después vino el revés y la remontada por parte de Connectix, pues apelando a la esencia de investigación y análisis de la informática y computación, la compañía demostró que el emulador Virtual Game Station se había creado a través de ingeniería inversa dentro de los límites establecidos del procedimiento de "Diseño en sala limpia", o sea, el proceso de desmontaje y montaje de software para comprender su funcionamiento a lo largo de cada paso; incluso la copia del BIOS fue validada por la autoridad porque se demostró que no había otra forma de conocer el comportamiento y ls operación.
Connectix se salió con la suya, pero no comercialmente, pues Sony logró que se impidiera la comercialización del Virtual Game Station. Ya para el año 2000 y considerando que podía abrirse una Caja de Pandora que afectaría su negocio, la compañía japonesa decidió comprar el emulador para descontinuarlo y poner fin a esta extraña ofensiva de Steve Jobs y Apple en un hecho que generó precedentes en todos niveles.
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Video: La Historia de PlayStation
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