Nadie puede olvidar la primera vez que ganó una partida de Civilization. Intimidado por su fama de título súper complejo, no me había tomado el tiempo para probarlo. Nunca imaginé que me ocurriera llegar a mi casa, comenzar un videojuego a las 7 P.M. y acabar a las 4 de la mañana sin que la partida tuviera indicios de terminar. Al día siguiente, tuve problemas de sueño: desperté a las 2 A.M... ¿qué hago ahora? Sólo un turno más, me dije. Jugué hasta las 7 y media de la mañana: hora de ir a trabajar. En el trabajo, jugué algunos turnos... y al llegar a casa, volví a jugar. Después de 476 turnos, la derrota de rivales como Estados Unidos, Babilonia y España, así como una guerra atómica en la que solté 4 bombas atómicas sobre Beijing, mis aztecas habían ganado la partida. En verdad, hacía mucho que no me había enganchado así un videojuego. Al día siguiente, un amigo mío, más conocedor, me dijo: "El lema de Civilization es 'sólo un turno más,' ¿no sabías?" Y vaya que así es.
¿Cómo se juega?
¿Qué es Civilization? Considerada la franquicia reina de la estrategia por turnos, pertenece al género conocido como 4X, por las cuatro palabras que definen su objetivo: explorar, expandir, explotar y exterminar. La última entrega, Brave New World, se juega en un mapa dividido por hexágonos (antes eran cuadritos) en los que debes fundar una ciudad y explotar los recursos básicos dentro de sus fronteras: alimento, oro, producción industrial son los principales. ¿Tu objetivo? Vencer a los otros jugadores (humanos o Inteligencia Artificial) antes de que llegue el turno 500, ya sea dominándolos militarmente con tu ejército, demostrando tu superioridad cultural, explorando los caminos de la diplomacia y hasta por tu prodigiosa ciencia, construyendo un cohete espacial y llegando hasta las estrellas. Conforme avance, tu civilización pasará por todas las etapas de la historia humana, desde la Era Primitiva, el Mundo Clásico, la Edad Media, el Renacimiento, la Era Industrial, la Era Moderna, la Era Nuclear y la Era Informática, además del gran y desconocido futuro. Prácticamente todo el coro de tecnologías, edificios y unidades militares que pueblan la historia aparecen aquí: desde los desarrapados con garrote que acompañan a tus primeros pioneros, hasta las lanzaderas nucleares del apocalipsis.
Cada ciudad que fundes puede explotar un número variable de hexágonos dependiendo de sus "ciudadanos", y puedes elegir en qué recurso enfocarte. El alimento sostiene el crecimiento de tu civilización: si escasea, tu ciudad dejará de producir nuevos ciudadanos y habrá infelicidad. La producción ayuda al desarrollo, construcción y mejoras: entre más producción haya, una ciudad podrá crear unidades y mejoras en menos turnos. Por último, el oro sirve para mantener tus soldados, caminos y ciertas mejoras, además de ser un elemento importante en la diplomacia: es fundamental tener arcas llenas para poder negociar en tiempos de paz o mantener a un ejército formidable en tiempos de guerra.
Sin embargo, éstos no son los únicos recursos disponibles: como ocurre en la historia, ciertos recursos especiales son necesarios para ir más allá. Estos recursos especiales se dividen en estratégicos y de lujo. Los recursos estratégicos, como el hierro, los caballos, el aluminio, carbón, petróleo y hasta Uranio sirven para acceder a tecnologías y unidades como espadachines, caballeros, refrigeradores, trenes de vapor, aviones o misiles nucleares. En cambio, los recursos de lujo sirven para mantener la felicidad de tu pueblo y como baza diplomática: si tienes acceso a especias, mármol, piedras preciosas o vino podrás negociar estos recursos con otras ciudades o simplemente destinarlos a la satisfacción de tu pueblo.
Pero, ¿qué importa la felicidad de mi pueblo? dirán algunos, ¿acaso no es un videojuego donde mis unidades me obedecen ciegamente aunque sea el peor gobernante? Vuelve a Age of Empires, amigo. En Civilization, como en la vida real, el crecimiento no puede ser infinito. Depende del delicado tejido social de tu cultura. La felicidad incrementa el dinamismo de tu pueblo y su crecimiento constante: entre menos felicidad haya, menor la tasa de crecimiento y la posibilidad de expandirte, ya que cada nueva ciudad incrementa la infelicidad de tu cultura. Si llegas a -10, empezará a haber rebeliones, y tu propia estructura colapsará bajo su propio peso.
¿Cómo evitar este horrible destino? Construyendo y progresando. Cada cuadro puede ser mejorado con industrias como granjas, aserraderos, minas, etc, para rendir más. Asimismo, cada ciudad tiene un slot de producción para todo tipo de edificios que incrementarán tu poder productivo (molinos, fábricas) o la felicidad (estadios, coliseos). Sin embargo... hay otros "recursos". La ciencia, que determina la rapidez con la que tu civilización investiga tecnologías, es un factor importante. Ésta se acumula periódicamente mediante edificios como universidades, escuelas y observatorios: una civilización con ciencia fuerte pasará por las diversas etapas de la humanidad como por una carretera. Hasta es posible ganar por ciencia si haces que tu civilización contacte con Alpha Centauri. Pero no sólo la ciencia importa: también está la cultura. Entre más patrocines las artes y el esparcimiento, más cultura acumularás. La cultura no sólo sirve para estimular el turismo, que puede llevarte a la victoria por dominación cultural, sino también para adoptar diversas políticas que estimulan tu crecimiento, como las tradiciones, el comercio, el racionalismo y más.
Cuando tu cultura llega a la Revolución Industrial al tener fábricas, puedes elegir una Ideología. Hay 3 disponibles: Autarquía, que realmente es fascismo militarizado, y que estimula la agresividad al precio del desarrollo; Democracia, que estimula el comercio y el expansionismo al costo de la estabilidad; y Orden (socialismo), que estimula el desarrollo y la justicia al precio de la expansión y la apertura. Cada ideología te ofrece una serie de opciones estratégicas para incrementar felicidad, ataque o defensa de tus unidades y en general estimular tu desarrollo.
Por último, está la diplomacia. Cada civilización que encuentras es una nueva oportunidad... para la paz o para la guerra. Como nadie tiene todos los recursos estratégicos y de lujo, es necesario hacer negociaciones ("dame 5 oros por turno y te daré especias..." ) y mantener un equilibrio diplomático con ellos. Como el juego desalienta el expansionismo eterno gracias al mecanismo de felicidad, conquistar ciudades no es broma: una ciuda robada antes de tiempo no sólo te convierte en un bully ante la comunidad internacional, con denuncias, embargos y sanciones. Así que debes ser lo bastante fuerte y diplomático, ganarte la confianza de tus vecinos y estar listo para la retribución. Pero hay otro camino aparte de la Guerra: la diplomacia. Cuando todas las culturas se conocen y están en la Edad Moderna, se Instaura un congreso mundial de Potencias que después será unas verdaderas Naciones Unidas (bueno, de fantasía, porque las del mundo real no tienen poder alguno). Este congreso puede pasar embargos a jugadores, recursos y bienes, fondos para la ciencia, ferias mundiales e incluso una religión mundial o hasta el Líder del Mundo (lo cual equivale a victoria diplomática).
¿Mareado? No eres el único. Estas cosas se aprenden después de varios intentos fallidos, y apenas son el inicio. Las civilizaciones también tienen características propias que son un factor: ¿te gusta la sangre y la guerra? Pues elige a los aztecas, que ganan cultura cada vez que matan gente (¡como en la historia!), los japoneses, cuyos soldados no pierden eficacia aunque estén en la última gota de energía (¡honor!) o los potentes alemanes. ¿Cultura? Francia o Persia son lo tuyo. ¿Ciencia? Babilonia, la madre de las ciencias, o la progresiva Corea pueden alcanzar las estrellas... ¿Recursos? Pues la generosa madre Rusia está contigo. ¿Exploración? ¡España y Portugal, madres de los descubrimientos! ¿Comercio? Estados Unidos. ¿Poder naval? England, my chap, cuyos barcos tienen bonificación de movimiento... Hay literalmente decenas de líderes en Civilization, desde el no muy pacífico Ghandi hasta la sexy emperatriz Theodora de Bizancio. Hay más de 40 líderes y culturas disponibles, prácticamente con todas las letras del alfabeto, así que aprenderás mucho.
La filosofía de Sid Meier
¿Quién es el creador de Civilization? ¿Por qué sus juegos, a diferencia de otros infortunados creadores, sí llevan su nombre en el título? Sid Meier es un desarrollador americano-canadiense. Comenzó como un simple programador en una aburrida corporación llamada General Instruments, pero era un gamer tan apasionado que hacía sus propias versiones de Space Invaders y Pac-Man. Un día, hizo un juego espacial y lo distribuyó en su oficina: el programa era tan adictivo que los jefes lo obligaron a retirarlo. De su talento como programador se cuentan muchas cosas: Sid Meier nunca hace "documentos de diseño", porque simplemente si le platicas una idea va a su casa y la programa y la trae al día siguiente. Su inteligencia le ha ganado la admiración de todos los que lo conocen, impresionados por su vasta cultura e ingenio: sus intereses como aviones, piratas o la Guerra Civil, nacidos de un amor por la lectura, se han convertido todos en videojuegos.
Todos coinciden en que hay algo en sus juegos que los hace irresistibles, pero, sobretodo, divertidos. Meier bromeó alguna vez diciendo: ¿Cómo haces la estatua de un elefante? Pues tomas un bloque de mármol y le quitas todo lo que no se parezca a un elefante. ¿Cómo haces un buen juego? Pues tomas un juego y le quitas todo lo que no sea divertido. Y vaya que lo logra: desde los ochentas, su nombre se convirtió en un mito en las tiendas de computadoras al grado de que los clientes empezaban a llamar pidiendo el último juego de Sid Meier. Eventualmente, su nombre sería tan reconocible que se convertiría en la primera marca del gaming, mucho antes de que la gente supiera quienes son Miyamoto o Kojima.
Los juegos de Sid Meier tienen un grado de personalización y elecciones tan alto que al final acaban dándote la impresión de algo íntimo: "Prefiero los juegos en los que el jugador pueda llevar al juego a la dirección que quiera, y acaben con esa historia única que sólo ellos conocen". Quizás su filosofía entera está condensada en esta frase: "Un videojuego no es más que una serie de elecciones interesantes".
Para Meier, la prueba de oro para un juego es que el usuario no quiera dejarlo: si uno de sus conejillos de indias no anda jugando el juego fuera del trabajo de testing, entonces está mal hecho. Se dice que su único reproche es "no haber hecho Tetris". Pero Civilization es, en cierto modo, el anti-Tetris. Si Tetris es el elegante suprematismo que ofrece la máxima diversión con el mínimo de elementos posibles, Civilization es el máximo de complejidad y la máxima diversión al mismo tiempo. Es un milagro que tienes que experimentar en carne propia: poder jugar una partida de hasta 500 turnos sin sentir el paso del tiempo. Sin duda, es uno de los videojuegos más notables que existen. Pero sobretodo, es uno de los más divertidos, al grado de la obsesión. En las inmortales palabras de Computing Gaming World al ofrecerle el título de Mejor Juego de la Historia:
Aunque otros juegos sean adictivos, ninguno ha sostenido el nivel de gameplay rico y satisfactorio del magnum opus de Sid Meier. La mezcla de exploración, economía, conquista y diplomacia es aumentada por el quintaesencial modelo de desarrollo e investigación, luchar por levantar las Pirámides, descubrir la pólvora o colonizar Alpha Centauri. Justo cuando piensas que el juego podría estancarse, descubres una nueva tierra, una nueva tecnología, otro enemigo... y te dices: sólo un turno más, mientras los rayos del sol empiezan a iluminar tu habitación.
En cuanto a mí, francamente no puedo esperar para llegar a casa y jugar "sólo un turno más".
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